Estados Unidos, además de contar con maravillas naturales, la cultura del jazz y la deliciosa comida del sur, se caracteriza por los múltiples estilos arquitectónicos utilizados a lo largo y ancho del país.
Nueva York es uno de los ejemplos, la ciudad cuenta con más de 4,490 rascacielos, más que ninguna otra ciudad del mundo. Uno de los más famosos el Empire State Building, que se eleva a 443 metros en el cielo de la ciudad y es el símbolo perfecto y eterno de la ciudad; un logro de Prometeo que se construyó durante la Gran Depresión. Durante más de 40 años fue el edificio más alto del mundo y, desde el año 2001, cuando cayeron las Torres Gemelas, es el edificio más alto de la ciudad. Si bien no es el más hermoso de los rascacielos de Nueva York (generalmente, el edificio de Chrysler se considera el más hermoso), sin duda es el más icónico y valorado. Su cúspide art déco se ilumina con los colores de la estación, lo cual lo transforma en un faro que marca el centro metafórico de la ciudad.
A cuatro horas de dicha ciudad se encuentra Chicago, en Illinois, otra ciudad caracterizada por su inigualable arquitectura. Después de que el Gran incendio de Chicago en 1871 redujo una vasta zona de la ciudad a cenizas, los arquitectos aprovecharon la oportunidad para crear un gran centro mundial de edificios innovadores que llegan hasta el cielo. De forma individual, sus nombres son una leyenda de la arquitectura estadounidense: William Le Baron Jenney, Louis Sullivan, Daniel Burnham, John Wellborn Root, William Holabird y Martin Roche; quienes juntos, crearon el estilo conocido como la Escuela de Chicago. Algunas de sus marcas distintivas fueron el uso de una nueva tecnología y la construcción con estructuras metálicas, que permitió a los diseñadores colocar edificios a alturas sin precedentes y le dio origen a una nueva forma: el rascacielos.
Un poco más al sur se encuentra la capital del país, Washington DC, que aloja a la mundialmente reconocida Casa Blanca, cuna de la política estadounidense. El mismo George Washington eligió el lugar de la mansión ejecutiva y supervisó su construcción durante la década de 1790. La casa no estuvo lista para ser ocupada hasta 1800, cuando el segundo presidente John Adams se mudó allí con su esposa Abigail.
Después de admirar por fuera su maravilloso diseño, puede visitar el Capitolio, ubicado en el extremo este de la explanada nacional. Este edificio es una de las primeras estructuras concebidas por el urbanista Pierre L’Enfant, quien notó que Jenkins Hill, que se elevaba a 27 metros sobre el nivel del Potomac, era “un pedestal esperando un monumento”. Elegir la ubicación fue fácil, pero construir el monumento no lo fue. George Washington colocó la piedra angular en septiembre de 1793, pero hasta diciembre de 1863 el edificio adoptó la forma que reconocemos ahora.
La explanada nacional, construida por el mismo urbanista, cuenta con un majestuoso pasto con una extensión de tres kilómetros hacia el oeste desde el edificio del Capitolio. Está alineada con algunos de los monumentos e instituciones cívicas y culturales más importantes del país y hospeda a importantes monumentos, como el dedicado a Washington. Hacia el oeste, el neoclásico monumento a Lincoln probablemente es el más emotivo de los monumentos presidenciales de la explanada. Construido a semejanza de un templo griego, tiene 36 columnas dóricas que representan los 36 estados en la unión al momento de la muerte de Lincoln. En el interior, la enorme escultura del presidente sentado de Daniel Chester French mira hacia afuera, con las poderosas palabras de su discurso de Gettysburg grabadas detrás de él, debajo de un mural que representa la unidad del Norte y el Sur. Para tener una experiencia más intensa, visítelo por la noche, después de que las multitudes se hayan disipado.
Por otro lado, las maravillas arquitectónicas son el escaparate perfecto para mostrar al mundo el talento artístico con que cuenta Estados Unidos. En el centro de Los Ángeles, en California, se encuentra Gallery Row, que cuenta con una gran cantidad de galerías de arte de vanguardia y es el lugar donde se realiza la popular Caminata del Arte del Centro de la Ciudad el segundo jueves de cada mes, esta área explota de creatividad de los autores locales e internacionales. Además de las fabulosas exhibiciones y eventos que se realizan dentro de las galerías, la gran cantidad de arte que encontramos en las calles desde esculturas hasta arte público, hace todavía más interesante esta zona; el Centro de Los Ángeles es como una gigantesca galería sin paredes.
Otro ejemplo de arte urbano es Houston, en Texas, que cuenta con zonas dedicadas a murales artísticos como Midtown, donde se encuentra el mural más grande de la ciudad. Dicha obra fue creada por el artista de grafiti francés Sebastien Boileau, quien utilizó un antiguo edificio comercial como lienzo para crear “Preservons La Creation” (Preservemos la creación), en el número 2800 de la calle San Jacinto. Este mural, que de acuerdo con artista es un homenaje a “La Creación de Adán” de Miguel Angel, se expande en una altura de cinco pisos abarcando un área de 8. 743 m2.