El mundo digital permite que haya más información disponible para las personas comunes de la que creíamos posible hace solo una década. Sin embargo, todos participamos en el rico patrimonio cultural de nuestros países, gran parte del cual se creó mucho tiempo antes de que existiera el concepto de un mundo digital.
De hecho, hemos estado registrando la historia cultural desde los orígenes de la humanidad mediante las tecnologías más recientes. La hemos reflejado en obras de arte, libros, y grabaciones de audio y de video, además de conservarla en museos y bibliotecas de todo el mundo. Desafortunadamente, muchos de estos tesoros están en ubicaciones donde corren el riesgo de deteriorarse o destruirse.
En estos tiempos de desarrollo tecnológico, tenemos la oportunidad de digitalizar el contenido y de preservar aspectos de nuestro patrimonio que, de lo contrario, se perderían. Esta es la base del programa EMC Heritage Trust, que proporciona financiamiento para los proyectos culturales de alta prioridad.
Para mí es un gran orgullo que el ganador del gran premio de este año sea la Universidad del Rosario de Bogotá, Colombia. El Archivo Histórico de esta universidad preserva y protege 950 volúmenes de manuscritos y documentos impresos del siglo XVII al XIX, incluidas las cédulas reales mediante las cuales Felipe IV de España fundó el colegio en 1651. A pesar de su gran importancia histórica, algunos de estos documentos nunca estuvieron disponibles para su estudio debido al deterioro de los manuscritos originales.
La digitalización de estas obras permitirá que estén disponibles, por ejemplo, para estudiar la historia latinoamericana, las instituciones coloniales y la formación de las instituciones educativas. Creará la oportunidad de iniciar proyectos con otras universidades y centros académicos de todo el mundo, ya que el material estará disponible para cualquier persona que tenga una conexión a Internet.
Los latinoamericanos tenemos la fama de sentirnos orgullosos de nuestro patrimonio. Nunca nos cansamos de discutir quién tiene el mejor vino, la mejor comida y el mejor equipo de fútbol.
No sorprende que esta parte del mundo también haya participado activamente en el programa EMC Heritage Trust, gracias a lo cual ya se entregaron becas anteriores a instituciones como el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile, el Teatro Municipal de Chile y la fundación de Chiquinha Gonzaga de Brasil a fin de ayudarlas a preservar sus recursos y a ponerlos a disposición del mundo entero. Ya sea para ayudarnos a no olvidar atrocidades del pasado a fin de que nunca se repitan o para preservar colecciones musicales, EMC formó parte de cada uno de esos proyectos.
Me encantaría ver que más instituciones de todo el mundo participen en el programa Heritage Trust, especialmente en Latinoamérica.