Entre los Grandes Lagos y el océano Atlántico, el San Lorenzo recorre casi 3.260 kilómetros, convirtiéndose sucesivamente en río de aguas tranquilas, aguas sujetas al ritmo de las mareas y mar interior salpicado por grandes islas. Curso de vida trazado en el corazón del territorio quebequense, este gigante líquido de humor desigual esculpe el paisaje y riega las tierras y la imaginación.
El camino que camina.- Los amerindios, que fueron los primeros en domarlo, lo llamaban “el camino que camina”. El navegante Jacques Cartier remontó su curso hasta la aldea iroquesa de Hochelaga —actualmente Montreal—, abriendo paso así a la colonización de Nueva Francia y lo rebautizó con el nombre de San Lorenzo. En la actualidad, el 60 % de la población de Quebec vive cerca de sus riberas. Auténtica autopista marítima, el San Lorenzo desempeña un papel vital en la economía regional. Además, su complexo ecosistema acoge una gran biodiversidad, constituida principalmente por mamíferos marinos y aves migratorias muy vulnerables. Considerado como un “patrimonio nacional a proteger”, es objeto de varios programas de conservación recientemente reforzados. De nuevo es posible bañarse en él.
1/ El encanto de los grandes cruceros fluviales
Con el buen tiempo, las empresas de cruceros fluviales vuelven a ofrecer sus servicios. Sus itinerarios, clásicos o más insólitos, prevén escalas diversas. Bajar el río conociendo al mismo tiempo la historia (dos días entre la Ciudad de Quebec y Montreal), avistamiento de ballenas (dos días entre la Ciudad de Quebec y Charlevoix) o vivir como en un castillo (tres días entre Montreal y Charlevoix)… La empresa AML organiza durante todo el verano minicruceros con comidas a bordo y noches en elegantes hoteles. Cada semana, entre junio y septiembre, el CTMA Vacancier navega entre Montreal e Îles-de-la-Madeleine. Estos cruceros, cuya tripulación es de Îles-de-la-Madeleine, comprenden cuatro días de navegación con escalas en Gaspésie y en la Ciudad de Quebec y tres días en el archipiélago, ya sea en visita por libre o en una de las fórmulas con todo incluido que ofrece la empresa. A bordo y en las islas la hospitalidad es extraordinaria. La agencia de viajes CoSte ofrece la posibilidad de conocer la región de Côte-Nord hasta la frontera con Labrador. En Rimouski, en la región de Bas-Saint-Laurent, los viajeros podrán subir a bordo del nuevo barco N/M Bella Desgagnés (63 camarotes) y realizar una excursión de cabotaje de tres a siete noches con un cierto toque de aventura.
2/ La aventura humana de los transbordadores
Transbordadores y lanzaderas marítimas forman parte de la vida cotidiana de los quebequenses. En ellos conocerá momentos auténticos de la vida. La asociación de transbordadores de Quebec (Société des traversiers du Québec) dispone de una flota de trece barcos que, independientemente del tiempo y de las corrientes, unen las dos orillas y las islas del San Lorenzo, recogen pasajeros, carga y vehículos. Basta con quince minutos para atravesar desde la Ciudad de Quebec a Lévis y disfrutar de la más bella vista de la ciudad. En cambio, se necesitan 2 horas y 10 minutos para llegar a Matane, en Gaspésie, a partir de Gadbout, en la región de Duplessis. Para conocer la historia de la navegación en el San Lorenzo, que fue durante mucho tiempo la principal vía de comunicación del país, hay que tomar el transbordador a Isle-aux-Coudres y visitar el museo Les Voitures d’Eau. En la región de Basse-Côte-Nord, igual que antaño, el río no tiene alternativa: la carretera se termina en Natashquan y sólo un barco carguero mixto de la empresa Nordik Express aprovisiona a las distintas poblaciones a lo largo de la costa. Una experiencia muy agradable. En verano (desde el 1° de julio hasta el 2 de septiembre), las lanzaderas de Croisières du Fjord recorren el río Saguenay entre Tadoussac y Chicoutimi, con escalas en ciudades y pueblos. Llevarse la bicicleta es una buena idea ya que el barco permite evitar las partes más difíciles del circuito Cols du Fjord.
3/ Una opción deportiva: el Sendero Marítimo en kayak
El Sendero Marítimo del San Lorenzo, vía navegable pensada especialmente para embarcaciones de poco calado, como el kayak marino, está formado por un montón de rutas azules. El sendero permite acercarse a la naturaleza sin dejar huella y los equipos a disposición de los navegantes respetan este código ético. En la zona fluvial del San Lorenzo es más fácil navegar que en el estuario, donde hay mareas y corrientes, pero es precisamente en el estuario donde se encuentran las vistas más espectaculares. La solución consiste en utilizar los servicios de un guía especializado. Entre los itinerarios más conocidos está la Ruta Azul de las Ballenas —350 kilómetros entre Tadoussac y Baie Trinité—, que permite avistar focas, rorcuales y ballenas blancas. Si desea iniciarse en esta actividad, lo mejor es una excursión desde Tadoussac, ya que acercarse a estos gigantes marinos en un kayak es una experiencia realmente extraordinaria.
Adoptar una ballena para proteger la biodiversidad
El Parque Marino de Saguenay-Saint-Laurent es uno de los mejores lugares del mundo para acercarse a las ballenas. Cientos de ellas juguetean en el parque cada año, entre mayo y octubre, tras una migración de varios miles de kilómetros. El organismo Alliance Éco-Baleine sensibiliza al público y a los proveedores de excursiones y promueve formas de observación sustentables, mientras que los científicos del GREMM (grupo de investigación y sensibilización sobre los mamíferos marinos) continúan sus trabajos de investigación sobre las especies amenazadas. Para contribuir a su financiación, en 1988 se puso en marcha un programa de adopción de ballenas blancas, única especie que permanece todo el año en las aguas del estuario. El sitio web baleinesendirect ofrece una imagen sensible de algunos de los animales adoptados (130 hasta ahora), como Miss Frontenac, ballena protegida por el hotel Château Frontenac, o Pascolio, “hijo adoptivo” de los comerciantes de Tadoussac. De este modo, estos gigantes marinos parecen adquirir una dimensión “humana” y muestran la singularidad de su historia. El centro de investigación de Îles Mingan (MICS) también ofrece la posibilidad de adoptar rorcuales azules. De este modo, se pueden conocer las vidas aventureras de Popeye o de Shiva, cuyo paso por el archipiélago consignan debidamente los apasionados científicos.
Recomendaciones de historias a orillas del fiordo de Saguenay
Anse-Saint-Jean.- Los chalés, situados en un lugar mágico y protegido del fiordo de Saguenay, ofrecen gran confort y unas vistas magníficas del fiordo. Decoración contemporánea, cocina equipada, piscina y numerosas actividades alrededor.
Saint-Fulgence.- El parque de aventuras de Cap Jaseux dispone de diversas formas de alojamiento acordes con los principios del lugar, dedicado al conocimiento de la naturaleza: casas de madera en los árboles, cabañas de maderos redondos y “carpas” con ventanas que permiten observar las estrellas desde la cama. Una alternativa ecológica que nos permite regresar a nuestra infancia.
Sainte-Rose-du-Nord.- La pourvoirie (coto de caza o pesca) de Cap au Leste ofrece grandes chalés de madera distribuidos por el bosque, en lo alto del fiordo de Saguenay. Confort y encanto, cocina con especialidades locales y actividades para descubrir los alrededores con autenticidad.
A lo largo del Sendero Marítimo.- En Anse à la Cave, no demasiado lejos de Grandes-Bergeronnes, la agencia Mer et Monde alquila carpas instaladas en plataformas de madera, dotadas con inmensas ventanas, terraza con vistas, cocina equipada y cómodo alojamiento. Una forma elegante de ‘acampar’.