López Tarso regresa como Macario a las Grutas de Cacahuamilpa

Recibe las Llaves de la ciudad, en el marco de las XXVII Jornadas Alarconianas

Ignacio López Tarso regresó a las Grutas de Cacahuamilpa para cumplir uno de sus sueños: darle vida de nueva cuenta al personaje de Macario en el sitio donde filmó la película hace 55 años, bajo la dirección de Roberto Gavaldón.

Esta tarde, el primer actor protagonizó la adaptación teatral de Macario, el ahijado de la Muerte, como parte de las actividades de las XXVII Jornadas Alarconianas que tienen lugar estos días en Taxco, Guerrero.

Ahí, en la misma caverna donde en marzo de 1959 rodó la cinta, impresionó a las nuevas generaciones amantes de la literatura del autor inglés B. Traven, autor del cuento fantástico, y de las artes escénicas.

En la trama, «Macario» se enfrenta a una experiencia extraterrena cuando está a punto de hacer realidad su más caro deseo: Comerse él solo un guajolote entero.

Ante la presencia del secretario de Cultura de la entidad, Arturo Martínez Núñez, el primer actor nacido en 1925,se reivindicó como una de las grandes figuras del teatro nacional e Iberoamericano.

Luego de la representación, Ignacio López Tarso recibió, de manos del alcalde de la ciudad de Taxco, Salomón Majul González, las llaves de la ciudad, mismas que lo acreditan como huésped distinguido y ciudadano ejemplar.

El gesto fue agradecido por el primer actor con su inconfundible y blanca sonrisa.

Previo a la representación, López tarso recordó que el cuento del autor nacido en Alemania en 1890 y muerto en la Ciudad de México en 1969, tiene una especial importancia dentro de su carrera, debido a que fue el proyecto cinematográfico que literalmente lo catapultó a la fama, además de que dicho filme fue el primero en contender por un Premio Oscar en la categoría de Mejor Película Extranjera.

La misma gruta que recibió hace más de medio siglo a decenas de habitantes de esta localidad, cobijó al actor, quien, emocionado, recreó todo el imaginario que esa historia ha sido capaz de despertar en varias generaciones de mexicanos.

El espectáculo, de acceso gratuito para todo público, vio colmado su aforo, desde minutos antes de iniciar la función.

Ese público fue el mismo que recibió al primer actor con una fuerte ovación que él agradeció con una sonrisa.

El público abrió su corazón para dejar entrar a Macario, uno de los personajes emblemáticos de la cinematografía nacional.

El leñador indígena dejó ver su historia, desde que nace en él el deseo de comer como nunca, hasta que encuentra la muerte en el bosque donde había dejado su trabajo, su alma y prácticamente toda su existencia.

 

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