En Copenhague existe un intercambio de datos que no sólo se utiliza para proporcionar mejores servicios públicos, también se ofrece como un mercado de datos abierto para las empresas privadas y los ciudadanos, que pueden comprarlos y venderlos para mejorar su medio ambiente y economía.
A principios de junio tuve el placer de encontrar un esfuerzo similar que se está desarrollando en la Ciudad de México. Se trata del Laboratorio para la Ciudad, un nuevo proyecto de ciudad inteligente iniciado por el Alcalde, Miguel Ángel Mancera. Es un laboratorio de innovación urbana donde jóvenes creativos dentro y fuera del gobierno pueden inventar y probar nuevas ideas y tecnologías. La fundadora y directora del Laboratorio de la Ciudad de México es Gabriela Gómez-Mont. Ella cree que la Ciudad de México puede servir de ejemplo para hacer frente a los problemas urbanos en otras ciudades del país y la región. Con una población de 21 millones de personas, diez veces la población de Copenhague, la Ciudad de México se encuentra entre las diez primeras mega ciudades del mundo y cuenta con todos los problemas que tenemos que resolver si queremos tener ciudades más inteligentes, seguras y saludables.
Gabriela cree que las soluciones futuras provendrán de los jóvenes de México, ella promueve seminarios, becas y Hack-a-thons para involucrarlos en la creación de soluciones que hagan frente a problemas urbanos. También está creando una plataforma de datos abierta, recopilando información de dependencias gubernamentales, que han sido reacias a compartir. Esta base tiene el fin de crear aplicaciones para ayudar a las personas a localizar servicios como la búsqueda de clínicas gratuitas.
Un ejemplo es Traxi una aplicación para teléfonos inteligentes que fue desarrollada por este grupo jóvenes para proporcionar un uso más seguro de los taxis. En la Ciudad de México hay muchos taxis piratas en los que se han cometido delitos contra los pasajeros. Traxi quiere permitir al pasajero verificar el registro del taxi escribiendo el número de placa o al tomar una instantánea de la matrícula, la cual es consultada en los datos de la ciudad. Si el pasajero opta por viajar en un taxi no registrado, la aplicación incluye un botón de pánico que envía una alerta al departamento de policía en caso de problemas. Aplicaciones como esta se adaptan a las necesidades únicas que viven esta ciudad. Este esfuerzo es modesto en comparación con el intercambio de datos de la ciudad de Copenhague, pero es un comienzo en la dirección correcta.
En realidad, esta ciudad ha sido pionera en la región en varias áreas asociadas con las ciudades inteligentes y emerge como líder en América Latina. También ha sido un jugador temprano en la promoción de edificios inteligentes y verdes.
Uno de los mayores problemas que enfrenta esta megaciudad es la congestión del tráfico que está causando un aumento en la contaminación del smog y la pérdida de productividad de los trabajadores. La Ciudad de México está rodeada por montañas que crean una inversión térmica, al atrapar los contaminantes del aire. Esta primavera la Ciudad de México está experimentando los peores niveles de contaminación en 11 años.
Nuestras oficinas están ubicadas en la zona de Santa Fe de la ciudad, donde hay menos contaminación. Sin embargo, la congestión del tráfico crea otro problema en términos de productividad. Un informe reciente del Instituto de Recursos Mundial calcula que una persona que trabaja en Santa Fe gasta, en promedio, 26 días al año al viajar hacia y desde el trabajo. Durante mi visita tuve un conductor, Fernando, que me llevó alrededor de la ciudad el primer día en un Mazda. Al día siguiente, conducía un Volkswagen. Cuando me comentó sobre el cambio, explicó que tuvo que cambiar de coche ya que la ciudad está tratando de reducir la contaminación mediante la restricción de la cantidad diaria de coches en la ciudad según el número de matrícula. Una serie de administraciones municipales han tratado de reducir la congestión mediante la construcción de carreteras de dos pisos para los coches, sistemas de metro, autobús y tren urbano.
Otro problema en la construcción de una ciudad inteligente es la falta de Wifi fácilmente disponible y acceso celular. Mientras que el Wi-Fi está disponible en establecimientos como Starbucks y hoteles, no está fácilmente disponible en lugares públicos.