La tendencia de crecimiento para el mercado de los accesorios vestibles o “wearables” seguirá manteniendo un alto nivel de crecimiento, con proyecciones de hasta un 600% a cuatro años, por lo que en 2018 ascendería a un valor de 19 mil millones de dólares a nivel mundial con 112 millones de unidades. Este crecimiento procederá en su mayoría de productos dirigidos al cuidado de la salud y el deporte.
Estos dispositivos ofrecen nuevos niveles de inmediatez, simplicidad y contexto con las experiencias del cómputo móvil. Ejemplos de lentes inteligentes como Google Glass, smartwatches como Pebble, Gear 2 de Samsung o el iWatch de Apple, bandas fitness o de salud como Fit Bit, Jawbone o Gear Fit, smartrings como el NFC Ring, así como wearables del sector salud que permiten acceder a resultados de pruebas y laboratorios, radiografías, y resultados médicos, etc., son algunos de los miles de dispositivos que ya forman parte de esta revolución tecnológica.
Ante dicho panorama, no cabe la menor duda de que los dispositivos wearables prometen sumarse a la lista de tecnologías prioritarias para la operación y eficiencia tanto en nuestras actividades diarias como en los negocios. Pero habrá que tener cuidado en la parte de la seguridad, ya que de acuerdo con Blue Coat Systems el sistema operativo Android alimenta la tecnología wearable por lo que existe la posibilidad de que el malware llegue hasta las cosas que llevamos puestas.
El software malicioso se transmite a través de Bluetooth, de ahí que no solo puede infectar a su teléfono sino también a cualquier vestible que esté conectado a su móvil.
Esto también aplica para iOS y otros sistemas operativos móviles así como a los dispositivos que se conectarán a estos sistemas. Aunque hasta el momento no ha habido algún caso real, no es descabellado suponer un escenario como el descrito anteriormente, y con la proliferación de los dispositivos móviles, esto lamentablemente, solo es cuestión de tiempo para que el “malware de vestir” se vuelva una realidad.
Blue Coat Systems recomienda tanto a los usuarios como a las compañías preveer las medidas de seguridad necesarias, pues como podemos observar, los wearables son susceptibles de ser hackeados lo que pondría en riesgo nuestra información confidencial.