El precio, la calidad y los tiempos de desarrollo son los tres grandes desafíos – y problemas- a los que se enfrentan las empresas a la hora de mejorar o modificar sus aplicaciones de negocio, según Borland, una compañía de Micro Focus. “Ninguna organización es inmune a estos problemas”, explica Chris Livesey, director de Marketing de Software de Micro Focus & Borland. “Los problemas y retos –indica- de sus proyectos de software”.
Según el informe Chaos 2013 de Standish Group, el 37% de los 600 directores de TI encuestados, dijo que el 23% de los proyectos que suponen un gran reto en cuestiones como el precio, la calidad o los plazos se cancelan antes de la entrega, lo que supone un coste del 100% y un beneficio cero. En la práctica, las empresas ponen por delante los presupuestos y los plazos de entrega en detrimento de la calidad. “Una práctica aceptada de hecho por –la industria -indica Chris Livesey- a pesar de la insatisfacción de los usuarios”.
Más de la mitad de los directores de proyectos de TI encuestados creen que este alcance incontrolado de los requisitos afecta a todo el ciclo de vida del proyecto “y los retrasos en la entrega pueden ser catastróficos, especialmente en los perfiles de público más cualificados”.
“Si trasladamos estas prácticas imprecisas e imprevisibles a otros sectores como la fabricación –indica Chris Livesey – vemos cómo el desarrollo de software está relativamente inmaduro y la necesidad de incorporar metodologías y procesos de mejora continua como hacen otras industrias”.
Muchas organizaciones no validan sus soluciones contra los requisitos originales y los proyectos y productos generan una enorme cantidad de reelaboración en si mismos. “La alternativa – dice Livesey – no debe ser precargar el producto y que sean los usuarios quienes realicen las pruebas de rendimiento”. Las empresas que lo hacen mal son más conocidas que las que lo hacen bien. Nadie es inmune al descrédito comercial, pero si es posible gestionar el riesgo y hacer más para evitarlo.
“Hay muchos paso, y un montón de trabajo, entre la pizarra en la que se define el proyecto y el cliente que paga y el mercado cuenta con herramientas que pueden ayudare a los desarrolladores a introducir procesos de mejora continua que les permitan entregar productos cien por cien eficientes y operativos”, concluye Chris Livesey