En un entorno como el actual en el que los recursos son limitados, mejorar el rendimiento de los empleados y la productividad de los negocios, es uno de los desafíos más importantes a los que se enfrentan diariamente las compañías. Por este motivo, contar con metodologías y herramientas que garanticen gestionar el desempeño de las personas en las empresas, se ha convertido en un elemento clave para las políticas de recursos humanos. Meta4, destaca 10 beneficios que los procesos de evaluación proporcionan tanto a las empresas como a sus profesionales:
Gestionar el talento: los procesos de evaluación permiten detectar y premiar a los empleados que demuestren mejores capacidades, actitudes y conocimientos para desarrollar planes de carrera enfocados a mejorar su desarrollo profesional y aprovechar al máximo su potencial. Además permiten detectar aquellos que resulten menos productivos o comprometidos con sus organizaciones y establecer planes de acción acordes con sus puntos de mejora.
Establecer indicadores de RRHH: la evaluación sitúa los conocimientos y competencias de los empleados en el centro de la gestión del talento, nutriendo de información relevante a otras áreas de recursos humanos como la selección, formación, compensación y planes de carrera, lo que permite el establecimiento de indicadores para una mejor toma de decisiones en el área de RR.HH.
Detectar tendencias: a través del análisis de los resultados de evaluación por grupos de trabajo, es posible establecer relaciones directas con los indicadores de recursos humanos para analizar aspectos como la satisfacción de los empleados, el nivel de absentismos, el número de bajas voluntarias, etc.
Analizar la evolución histórica del rendimiento: para examinar el impacto que pueda haber tenido sobre el empleado los planes de acción definidos como consecuencia de evaluaciones anteriores. De este modo, se obtendrá una visión global de todo lo que puede influir en su desempeño como los cursos recibidos, las promociones, los cambios de responsable, etc
Ahorro de costes y aumento de la rentabilidad: las herramientas de evaluación permiten rentabilizar y medir la ejecución de los planes establecidos, obtener retorno inmediato de la inversión realizada y disponer de información del impacto real en el negocio. Además contribuyen a mejorar la cualificación y productividad de los empleados y como consecuencia la rentabilidad de la empresa.
Optimizar el sistema retributivo: medir el rendimiento de los empleados y establecer planes de compensación adecuados a cada uno de ellos en función a su aportación individual al negocio, evita desajustes en la remuneración, una fuente habitual de insatisfacción en las organizaciones.
Alinear las competencias de los empleados con las necesidades reales del negocio: esto posibilita el diseño de sus planes de carrera, sucesión, formación, movilidad, etc. acorde a los objetivos estratégicos marcados por la dirección de la compañía.
Reforzar el compromiso de los empleados: un proceso de evaluación debe ser transparente para todas las áreas de una organización. Esto fomentará la implicación de los empleados y su contribución a la definición de los objetivos y resultados del negocio.
Potenciar la marca de la compañía: estar involucrado en los objetivos estratégicos de negocio así como su reflejo en los criterios de evaluación, refuerza el orgullo de pertenencia de los empleados y la cultura de una empresa, lo que repercute de forma directa en la mejora de la imagen interna y externa de una compañía.
Flexibilidad: si una compañía precisa reorientar su negocio, ya sea por el cambiante contexto económico o por su propia evolución, los procesos de evaluación le proporcionan una mayor cobertura a sus nuevas necesidades permitiéndole redefinir los objetivos y competencias clave de sus empleados de forma ágil y con mayores garantías de éxito.