Con su ruptura, Angélica Fuentes y Jorge Vergara abren una caja de Pandora. La noticia que irrumpió durante Semana Santa, después de que Jorge Vergara mandara un comunicado a sus empleados anunciando que él tomaba el control de todo Grupo Omnilife-Angelíssima-Chivas, y dijera que Angélica, su esposa, quedaba destituida del cargo de CEO, evidencia que hay algo o mucho que la pareja no podría resolver en privado, lejos del escándalo. El dueño de las Chivas admitió haber estado «un poquito ciego» ante los asuntos irregulares que hoy existen en su empresa y que se están investigando. Pero quizás no fue el empresario que estaba ciego, sino el hombre. «Amen, comprométanse, pero no se vuelvan ciegos porque entonces se los lleva el tren», dijo también. «Jorge estaba muy enamorado cuando se casaron», dijo a Quién una fuente cuando publicamos en enero que todo indicaba que la pareja terminaría con su matrimonio.
¿Cómo terminó la historia de amor que empezó con una boda doble en India y Baja California Sur, que llevó a esta pareja a aumentar vigorosamente los ingresos de sus empresas durante los 7 años que duró, y que tantas veces vimos en fiestas lo mismo en Venecia que en San Petesburgo o, la última, apenas en febrero de 2015, por los 60 años de Jorge, en el Hospicio Cabañas de Guadalajara?
ADIÓS A LA POWER COUPLE
Angélica Fuentes, durante la fiesta, pasó gran parte del tiempo con sus amigos. A lo largo del patio mayor del Hospicio Cabañas de Guadalajara, en su vestido negro strapless, falda con corte en A y encaje, revoloteaba la mujer de cincuenta y pocos años, empresaria de alto impacto, emblema del empoderamiento femenino. Se juntaba con Óscar Madrazo, Ricardo Seco, Sergio Berger, Pedro Torres o Rodner Figueroa (el presentador hispano de la TV estadounidense que, por cierto, semanas antes había desatado tremendo escándalo al opinar que un maquillaje de Michelle Obama parecía salido de El planeta de los simios).
¿Y qué pasaba con su esposo, Jorge? Por lo pronto, con su traje de tres piezas en color rojo brillante subía la apuesta por la jovialidad lanzada por Angélica y se mostraba dispuesto para todas las fotos que se requirieran, y mejor si posaban también sus hijas Valentina y María Ignacia, de 4 y 2 años, con sus vestiditos negros a juego.
Eso sí, cuando comenzó el concierto privado de Emmanuel y Mijares, la pareja se reunió en primera fila. Era el 28 de febrero de este año, día de la celebración por el cumpleaños 60 de Jorge Vergara, el tapatío creador del emporio Omnilife, dueño del Club Guadalajara, la marca más importante del fútbol mexicano, y que comenzó vendiendo carnitas en la calle Patria de Guadalajara.
Los fuegos artificiales lanzados para la fiesta se vieron desde cualquier punto de la ciudad; quizás quisieron funcionar como la demostración de que esos rumores de separación matrimonial que durante meses se leyeron en crónicas de sociales (y que tanto enfurecían a Angélica) eran mentira.
El verdadero cohetón estalló exactamente un mes después de su cumpleaños. El 3 de abril, frente a las cámaras de Univisión Deportes, Vergara tomó el micrófono para anunciar que Angélica había dejado de ser la CEO del Grupo Omnilife-Angelíssima-Chivas, posición que ocupaba desde 2010. Una destitución en toda la regla, decidida por él, el miembro menos protagónico del matrimonio empresarial (trajes rojos al margen), y comunicada con aplomo, casi frialdad. Una investigación por presunto fraude en el conglomerado se estaba realizando: «Estamos en el descubrimiento de todos los asuntos irregulares que hay (…) Desgraciadamente tengo que admitir que estaba un poquito ciego y no me di cuenta de lo que estaba sucediendo», explicó Vergara.
El proceso de divorcio no ha iniciado, recalcó el empresario, pero todo un estilo personalísimo de management en el conglomerado multinacional de negocios había quedado atrás.
El enorme don de mando de Angélica todo lo abarcaba. Al llegar a Omnilife en 2007 una de las primeras decisiones que tomó fue la contratación de sus «asesoras»: un grupo de al menos 10 chavitas con la misión de aconsejarle qué vestir, qué accesorios usar, manejar su agenda personal, tenerle listos sus alimentos e, incluso, de darle asesoría «energética-chamánica». Su guardia pretoriana.
En esa guardia, y en general en su entorno social, la protección de AF es máxima. Nadie habla de ella, nadie da entrada (la firma de un contrato de confidencialidad asegura este hecho). Una de las poquísimas personas que dijo a Quién «esta boca es mía» se llama Olimpia Cabral. Cuenta una escena: como encargada de la dirección comercial de Chivas, tuvo que viajar a Nueva York para cerrar una negociación de transmisiones. Allí recibió una llamada a su celular que la intrigó. Ya estaba cayendo la noche de otoño cuando lo que escuchó del otro lado fue: «No me importa cómo le haga pero quiero que a las nueve de la mañana esté en mi oficina.» ¡Qué complicado lograrlo, si no se cuenta con un jet privado! «Fue áspera. Sus modos conmigo eran tiranos. Era su forma de comunicarse», cuenta Olimpia. A las semanas, fue despedida. «Nosotros estábamos acostumbrados a trabajar con respeto, cordialidad.»
En estas horas bajas para la empresaria nacida en Chihuahua, no faltan los ex colaboradores que, desde el anonimato, se quejan de lo que archivan en la memoria como su estilo, su trato. En la plaza de San Marcos, en Venecia, se acerca un fotógrafo a la pareja para pedirles un retrato. Angélica posa solícita junto a Jorge, para luego preguntar: «¿Qué revista es?» Le contestan: «OM Magazine», publicación editada por la propia Omnilife (el fotógrafo era, entonces, empleado de AF), y ella en un tris da una media vuelta desdeñosa. O aquella vez en la que, camino por la cubierta de un crucero, le pregunta a un miembro de su staff sobre el paradero de una amiga. «No tengo idea». «¡Pues búscala!» Se las tienen guardadas a Angélica, ha dejado un rastro de resentimiento…
Lo que sí era excepcional era la manera de festejar de la pareja Fuentes-Vergara. Sus fiestas de cumpleaños de varios días, alrededor del mundo, con un amplio entourage (todos los gastos pagados por los anfitriones), son el ejemplo ineludible del «estilo Angélica» y de la forma en que ella revolucionó el mundo de su esposo, un hombre que no se había distinguido por sus gustos personales extravagantes. Una parte importante de las obligaciones de aquel grupo de 10 asesoras era organizar las travesías de Angélica. Tenía una consigna: debían ser espectaculares, fuera de lo común. A la cabeza está Guillermo Calderón, quien lleva trabajando para Angélica muchos años. Pero igual no deja de sudar cuando la empresaria levanta la voz, porque sabe que las peticiones tendrán un grado de imposibilidad. ¿Ejemplo? Un cambio de horario repentino cuando el viaje a Rusia concluía. Angélica vociferó las ganas de demandar a quien le había rentando el avión privado, porque no pudo adelantar su salida.
Antes de su llegada a Guadalajara, en sus celebraciones, además de familiares, era común ver a sus amigos «de cajón», como Rafa Micha, David Cohen o Lulú Creel, Maggi Zaga. Seis años después, su lista de invitados creció. En 2013 se los llevó a todos a Venecia, para su cumpleaños. «No sé por qué gastaba tanto en cosas que no eran importantes», nos dice una ex colaboradora. Bueno, depende de lo que se entienda por «importante». Un happy birthday to you, Angélica, cantado por Elton John, tiene su chiste.
El siguiente año, viajó a Rusia durante los Juegos Olímpicos en Sochi. Uno de los elementos espectaculares fue un tren que una de nuestras fuentes describió como «acondicionado sólo para ella y que la llevó de San Petersburgo a Moscú». El viaje fue hecho en el avión privado de una familia real árabe, y hubo una cena en el nuevo museo de Fabergé.
El rumor del rompimiento rondaba desde hace unos siete meses. Entre los altos puestos directivos que pudimos consultar sobre la situación prevalece la incertidumbre. La mayoría manifiesta cierta esperanza de que las cosas vuelvan a ser como antes. Y es que para muchos el ambiente laboral ha venido poco a poco a menos desde la llegada de AF. «Jorge era más alivianado antes de casarse con ella», dice un empleado del área administrativa de Omnilife.
Tras el pleito, Jorge tomó la primera gran decisión: Angelíssima pasará de ser una filial del grupo a ser una marca más de Omnilife. Al anunciar esa decisión, se dio tiempo para dar un consejo a quienes lo escuchaban: «Amen, comprométanse, pero no se vuelvan ciegos porque entonces se los lleva el tren».