Más de tres años después que un gran terremoto y tsunami golpearán el noreste de Japón, las grietas y los escombros de ese día de marzo aún no han desaparecido por completo.
Para Noriko Sasaki y otros en la región de Tohoku en Japón, tras las primeras muestras de apoyo y alivio que se centraron en la evacuación de las zonas de desastre, se dio paso a una espera de ayuda por parte del gobierno para reconstruir o reparar los daños, ayuda que en algunos casos no llegó.
“Al momento del gran terremoto, estaba haciendo compras en un pueblo cercano. Después que sucedió, volví inmediatamente a casa sin comprar nada porque estaba preocupada por mi suegra que estaba de visita en esos momentos. La casa estaba hecha un desastre al punto de que no podía siquiera entrar, pero ella estaba bien”, comentó Sasaki.
“Muchas casas sufrieron daños, y más de la mitad de los edificios fueron destruidos. Sin embargo, la ayuda del gobierno por sí sola no ha sido suficiente para recuperarnos por completo en esta área.”
La viuda de 67 años ha vivido con los daños del 11 de marzo de 2011, pero Kosuke Otani de la fundación Hábitat, que fue la primera en ponerse en contacto con Sasaki y dirigió los esfuerzos de reparación, explica que aún hay varias familias que necesitan ayuda.
“Han pasado tres años desde el desastre, y la atención del público ha disminuido considerablemente. Todavía existe gente que sigue necesitando ayuda en áreas que no fueron tocadas por el tsunami. Estas áreas interiores o distantes no fueron parte de la cobertura mediática – áreas como ésta”, añadió Otani.
Alrededor de 100 colaboradores de Nissan en Japón aplicaron para trabajar en el proyecto de la fundación Habitat, algunos de los cuales lograron ser aceptados.
Takeshi Matsunaga, un colaborador que ha estado en la compañía por 21 años, dijo que aplicó para el proyecto debido a los vínculos que tiene con Tohoku y por un profundo deseo de ayudar.
“Cuando visitas un lugar así, te das cuenta de que aún necesitan apoyo. Es importante no olvidar esto, y mantener nuestras actividades de ayuda”, comentó Matsunaga.
“Nadie sabe cuándo un terremoto sucederá, no solamente en la región norte de Tohoku en Japón, pero también en el área de Kanto. Siempre se da y recibe cuando hablamos de los esfuerzos para ayudar, así que quiero ayudar y ofrecer apoyo tanto como sea posible.”
Emiko Yamazaki, quien se unió a Nissan en abril y comparte las mismas razones para unirse al equipo de Habitat, indicó que el sentimiento de equipo es fuerte.
“Esta es mi primera vez haciendo trabajos de enyesado. Tengo que rellenar pulcramente los pequeños marcos, y el trabajo requiere más esfuerzo y tiempo de lo que esperaba, así que no estoy realmente haciendo un gran avance aquí”, explicó Yamazaki.
“Ninguna persona puede resolver todos los problemas. Aunque las cosas se desvanecen con el tiempo, como sociedad es importante visitar esta zona y recordar lo sucedido”.
En un solo día, el equipo de Nissan contribuyó con los esfuerzos de reparación rellenando grietas y reemplazando tablones desgastados que, de acuerdo a Sasaki, hicieron de su hogar un lugar mejor.
“Ahora, cuando necesito ayuda, sé que puedo contactar a la gente del proyecto Hábitat. Han sido una gran ayuda,” finalizó.