La cumbre de cambio climático (COP19) que concluyó este fin de semana en Varsovia, Polonia dejó muchos temas pendientes que se tendrán que resolver en Perú 2014, principalmente en materia de financiamiento, si es que se pretende alcanzar un acuerdo climático justo, ambicioso y legalmente vinculante posterior al 2015.
El Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C. (CEMDA), el cual formó parte de la delegación mexicana presente en la COP19, considera que, hoy más que nunca, es urgente que exista una postura latinoamericana sólida rumbo a la COP20 en Perú, la cual permita aterrizar los fondos internacionales que los países desarrollados se han comprometido a aportar tanto para mitigación como para la adaptación de los países en vías de desarrollo al cambio climático.
En lo que se refiere al tema de financiamiento de largo plazo, los países que integran el G77 + China están condicionando llevar a cabo acciones voluntarias, sólo si llegan los fondos internacionales. Sin embargo, no existe claridad de cuándo ni de qué forma se materializarán los 100 mil millones comprometidos por los países desarrollados.
Más grave resulta el hecho de que los textos finales de negociación no incluyen los acuerdos que ya se habían alcanzado para establecer un sistema de monitoreo, reporte y verificación, ni con números claros, lo que impide contar con rutas claras para cumplir con las metas de financiamiento.
A pesar de lo anterior, fue importante que se lograra la aprobación de todos los textos sobre financiamiento, pues de no haber ocurrido esto el panorama para Perú resultaría aún más complicado. Desafortunadamente, dichos textos no son tan ambiciosos como se esperaba.
El Fondo Verde no alcanzó las metas esperadas, pues a pesar de contar con un texto de gobernanza, no ha logrado definir los términos de su relación con la Convención. Por su parte, el Fondo de Adaptación sí logró cumplir con su cuota de recaudación de 100 millones de dólares, principalmente de los países europeos como Suecia, Bélgica, Noruega, Alemania, Finlandia, Suiza, Francia y Austria.
Si bien la Cumbre de Varsovia fue «rescatada» en el último minuto con la aprobación de los textos de la Plataforma de Durban -que define la ruta para el nuevo acuerdo vinculante rumbo al 2015-, debido a la presión de algunos países en desarrollo (los que integran el denominado grupo Basic y el G77) el lenguaje del documento fue modificado para cambiar la palabra «compromisos» por «contribuciones». De igual forma, el anexo en el que se incorporaban los elementos básicos que contendría el acuerdo, quedaron sólo como «nota de reflexión». El próximo año los países se reunirán nuevamente para seguir trabajando en esta ruta, y es fundamental que se logre un plan de trabajo ambicioso, pues de lo contrario se llegará al 2015 sin un acuerdo nuevo.
Es importante destacar la aprobación del mecanismo denominado Pérdidas y daños, como un importante instrumento que permitirá aportar experiencia para ayudar a las naciones en desarrollo a hacer frente a las pérdidas y daños causados por los efectos del clima. Queda pendiente reforzar el mandato y alcance de dicho instrumento para poder satisfacer las necesidades de las personas vulnerables.
Finalmente, uno de los temas en los que hubo mayores avances fue el mecanismo de Reducción de Emisiones por Degradación y Deforestación (REDD+), el cual avanzó en la creación del Marco de REDD+ de Varsovia (Warsaw REDD+ Framework), el cual enfatiza la importancia de que existan vínculos entre los sistemas de información de salvaguardas y financiamiento basado en resultados. También se incluyó un mecanismo de quejas y resolución de controversias a nivel internacional, el cual resulta muy importante toda vez que constituye una herramienta útil para la resolución de conflictos en temas relacionados con los recursos financieros
Finalmente, hay que resaltar que en la Cumbre de Varsovia fue evidente el patrocinio corporativo de grandes industrias petroleras y contaminantes. En este sentido, CEMDA se suma a las voces de la sociedad civil que han alertado sobre el peligro de que la COP se ponga a merced de los intereses de las industrias energéticas sucias por encima de los compromisos de reducción de emisiones y las políticas de adaptación que urgen para proteger a los seres humanos de las catástrofes ambientales que el cambio climático está ocasionando en todo el mundo.