Odebrecht quiere hacer saber al mundo que ha eliminado las malas prácticas, que desembocaron en un escándalo internacional, y que mantendrá el cumplimiento de las normas, afirmó hoy Michael F. Munro, director global de Cumplimiento de la multinacional brasileña, en una entrevista con Efe.
«Estoy 100 % seguro de que hemos alcanzado y hemos parado la corrupción» y que Odebrecht «tiene implantados los elementos globales de un programa de buenas prácticas efectivo», aseguró en Buenos Aires este abogado estadounidense, contratado por la multinacional brasileña para limpiar su nombre.
«Lo que no puedo es decir lo mismo de la reputación (…). Una organización no puede estar envuelta en lo que hemos estado envueltos y cambiar su reputación del día a la noche y rápido. Eso es un reto mayor», añadió.
Para Munro, que participó en Buenos Aires en un congreso especializado en buenas prácticas empresariales para ofrecer su punto de vista tras 25 años de experiencia en la aplicación de estas reglas, la fama de esta compañía, líder en construcción e ingeniería en numerosos estados, «irá mejorando país por país» sin necesidad de que la gente olvide lo que ocurrió y a través de mostrar al público que son transparentes.
Se supo de hasta qué punto se trataba de un escándalo internacional cuando en diciembre pasado el Departamento de Justicia de Estados Unidos divulgó unos documentos que desvelaron que la constructora pagó aproximadamente 788 millones de dólares (666 millones de euros) en sobornos en 12 países de Latinoamérica y África.
Sin embargo, antes de evidenciar públicamente este cambio hacia la legalidad, Munro aseguró que tuvo que realizar un intenso trabajo de concienciación dentro de la propia empresa, lo que le llevó a viajar y mantener encuentros con los empleados en delegaciones de 18 países, a «escuchar y entender» la situación de cada uno para transmitir adecuadamente lo importante que es «siempre hacer lo correcto».
«Muchos, muchos viajes» después, y tras «1.089» encuentros diferentes con los empleados y directivos, el ejecutivo afirmó que el «cara a cara» fue el sistema más adecuado para «generar conciencia», volver a los «valores fundamentales» de la empresa y dejar a un lado las malas prácticas y, «por supuesto, sin sobornos».
«Teníamos que decirle a la gente interesada, decírselo a los bancos que nos financiaban, clientes, accionistas, decirles que hoy estamos operando bajo un programa de Cumplimiento global», resumió el directivo, que justamente viajará la próxima semana a Angola por motivos laborales.
Su mensaje iba acompañado por la implantación de un programa de buenas prácticas en base a «buenos valores», un plan inspirado en aplicaciones internacionales que debía ser implementado en su totalidad para que la empresa pudiera quedar libre de corrupción.
El futuro de su equipo es «asegurar» que estos cambios y guías implementados continúen «en todo el mundo todos los días» y darle voz en la sociedad para que cada vez más gente hable sobre la importancia de combatir la corrupción, continuó.
A su modo de ver, la corrupción difícilmente se vaya completamente pero sí que se ha notado una tendencia a reducirla tras un trabajo conjunto entre organizaciones, asociaciones y gobiernos.
«Siempre tendrás a una persona, una compañía o a una persona en una compañía que decide hacer lo incorrecto, pero cada vez es más difícil hacerlo», concluyó.