Durante la presentación del documento «Publicidad de Alimentos y Bebidas dirigida a la Infancia: Estrategias de la Industria», expertos nutrición, comunicación y defensores de los derechos de la niñez y la adolescencia, consideraron la necesidad de regular efectivamente la publicidad que evite un efecto multiplicador en el consumo de alimentos «chatarra» y bebidas perjudiciales de la salud humana.
El marco jurídico y legislativo en materia de protección a la niñez y adolescencia para reducir los índices de obesidad y sobrepeso, está incompleto y no se cumple, mientras que la publicidad de productos chatarra en medios electrónicos va en aumento y con nuevas artimañas para atrapar a este segmento de la población, que es el más vulnerable.
Katia García, investigadora en salud alimentaria y una de la principales autoras del documento, resumió las estrategias de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia mostrando que ésta utiliza diversos medios como la televisión, el internet, los espacios abiertos, las promociones, los patrocinios, el diseño de los empaques; así como herramientas muy efectivas para enganchar a los niños como los son juguetes y el uso de personajes populares.
El documento expuesto, muestra como la acción de la industria de alimentos y bebidas, obstruye los esfuerzos para la regulación de la publicidad dirigida a la infancia. Sus tácticas consisten en promesas de auto-regulación y argumentos que ponen la responsabilidad del daño en los individuos y no en los productos que promocionan. Así el culpable del consumo es únicamente la persona y no la industria y sus tácticas publicitarias.
México sufre una de las mayores prevalencias de sobrepeso, obesidad y destacándose en los primeros lugares en el mundo. Las proyecciones señalan que esta situación se agravará provocando que las enfermedades crónicas no transmisibles se presenten a edades más tempranas. La publicidad engañosa dirigida a la infancia está violando el derecho a la salud y el derecho a la información de niñas, niños y adolescentes en su vida presente, por lo que se debe establecer que la regulación se amplíe para protegerlos hasta los 18 años y debe comprender a todos los medios y herramientas utilizadas por la industria.
En este contexto, la Doctora Mónica González Contró, Secretaria Académica del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, apuntó a la ‘debilidad institucional’ que muestran las autoridades ante los intereses de la industria alimentaria y comentó la inexistencia de un marco jurídico robusto que proteja el derecho de los niños a la salud. El actual, aprovecha su vulnerabilidad y los pone en riesgo ante la epidemia de obesidad.
Juan Martín Pérez García, Director Ejecutivo de la Red Por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), expresó su preocupación ante la iniciativa de Ley General para la Protección de Niñas, niños y Adolescentes, presentada por el Presidente Enrique Peña Nieto, ya que para su elaboración, el Ejecutivo no estableció mecanismos públicos de diálogo con las organizaciones sociales, ciudadanas y ciudadanos, ni tampoco se tomó en cuenta la participación de niñas, niños y adolescentes, por lo que dicha ley no resolverá los grandes problemas que enfrenta la infancia, entre los que están el sobrepeso y la obesidad.
Fernando Quintero, especialista en comunicación de Berkeley Media Studies Group, consideró que las tácticas publicitarias de la industria productora de alimentos chatarra, son las mismas que se aplican en Norteamérica a la población latina y afroamericana, las cuales destinan más de dos mil millones de dólares para promocionar sus productos dirigidos a la niñez y adolescencia. Expresó que los precios de las bebidas azucaradas son más altos que los del agua y que uno de cada dos niños latinos y afroamericanos nacidos a partir del año 2000 desarrollará diabetes.
Finalmente Alejandro Calvillo Unna, fundador de «El Poder del Consumidor», se refirió a la publicidad especialmente por televisión, y mostró una serie de productos con muy altos contenidos de azúcar, grasas y sal que están siendo publicitados en los horarios restringidos.
Al respecto, señaló que los criterios nutricionales para establecer la regulación de esta publicidad fueron elaborados por la industria en contubernio con la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), como lo demuestran documentos oficiales.