A cien años de su nacimiento y a 38 de su muerte, José Revueltas se yergue como uno de los escritores apenas comenzados a revalorar como asegura Geney Beltrán Félix. “Muchos escritores contemporáneos están muy lejos de la belleza que hay en la prosa de Revueltas, básicamente porque es un modelo que se considera que no vende, que el mercado no lo va a recibir fácilmente”.
Sigue Beltrán Félix: “A diferencia de muchos escritores premiados y no premiados, que manejan una prosa muy básica, casi de sujeto-verbo-predicado, pero venden mucho, tienen mucha circulación y que más o menos parecen tener una suerte de presencia literaria muy fuerte, José Revueltas, de entrada, le propone al lector una experiencia estética de acercamiento a una escritura envolvente, tensa, con una gran capacidad perceptiva en la cual se registran desde los gestos de los personajes, su pensamiento, sus emociones con un gran detenimiento, de tal manera que lo que ocurre en tres minutos le puede llevar cinco o diez páginas expresando, porque no narra lo que pasa sino lo que les provoca a sus personajes.”
Por eso la UAEH (Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo), en el marco de la 27 Feria Universitaria del Libro (FUL 2014) conmemora la vida y obra del escritor duranguense y universal, de quien Octavio Paz dijera: “José Revueltas, uno de los mejores escritores de mi generación y uno de los hombres más puros de México”.
En el auditorio “Josefina García Quintanar” del polideportivo “Carlos Martínez Balmori” de la Ciudad del Conocimiento de la UAEH se realizaron la Mesa Homenaje a José Revueltas, (con los escritores y editores de Cal y Arena, Alejandro de la Garza y Geney Beltrán Félix) y la conferencia “José Revueltas. Vuelo de Tierra”, dictada por el poeta chiapaneco Roberto López Moreno.
En su oportunidad previa, López Moreno describió y desmenuzó la riqueza de la obra literaria y evidenció el comprometido activismo político e ideológico del autor de las novelas, Los muros de agua (1941); El luto humano (1943); Los días terrenales (1949); En algún valle de lágrimas (1957); Los motivos de Caín (1958); Los errores (1964) y, la más conocida y llevada al cine, El apando (1969), entre lo más destacado de su obra.
Roberto López levantó susurros y rumor entre la audiencia cuando sostuvo categóricamente que “sólo existen dos escritores mexicanos de talla universal, Revueltas y Rulfo. Son los mejores narradores en toda la historia de México”.
Halló y reveló al público la coincidencias de las obras ente ambos autores y de sus preocupaciones temáticas convergentes: “Yo pienso que de lo quebrado, lo torcido, de la miseria que todo lo desfigura, del personaje que habla desde el pleno conocimiento de su derrota y del museo de las degradaciones humanas, de ahí ambos sacaron sus historias, como esa conversación entre la tierra y el viento, en la que no se entienden el uno sin la otra. Así que el realismo de Revueltas también sabe de peces que hablan y se habita de alacranes y voltea a ver lo que quedó del ‘Llano en llamas’ y, a la par y con Rulfo, ambos mexicanos entienden la vida que emerge del barro y se ilumina con el lenguaje. Ambos están hechizados por la cantidad acumulada de realidad”.
El poeta volvió a provocar a los asistentes al decir que “el Estado cometió una canallada con Revueltas, al hacerlo blanco de todos sus odios y convertirlo en su reo permanente”. Como ejemplo citó que cuando estaban vivos los sucesos del 68, Agustín Yáñez , autor de ‘Al filo del agua’ (1947), todos los críticos literarios e intelectuales orgánicos beneficiarios de la SEP (de la que Yáñez era titular por entonces) dijeron que tal había sido la primera novela moderna que se había escrito en México, condenando al ostracismo a las novelas “Luto humano” y “Muros de agua”, obras que ahora se están revalorado como las verdadera precursoras de la narrativa moderna de nuestro país.
También se refirió al ideario político de Revueltas, a su irreductible solidaridad con los desheredados, a sus expulsiones del Partido Comunista y de la Liga Leninista Espartaco, de la que siendo fundador, es expulsado por las diferencias dogmáticas con el resto de los miembros de filia estalinista.
En su ponencia, sin mencionar nombres, Roberto López se ocupó de hacer una semblanza de la luminosidad intelectual de los cuatro miembros famosos de la familia Revueltas y además se quejó de los escritores calificados como representativos de las letras mexicanas y que no han sido “sino señoritos que dictaban conferencias desde París”, lo que ocasionó inquietud en el auditorio. López Moreno invitó a los jóvenes y demás asistentes a acercarse a la obra de Revueltas, “para hacerse conscientes de su propia dimensión”.
Por su parte, en la Mesa Homenaje a Revueltas, Alejandro de la Garza señaló que “uno no puede leer a Revueltas y salir impune, así de hondo cala su literatura” y Geney Beltrán apuntó que los hechos que narra son terribles e interpelan al lector muy vivamente”.
“Si leen un libro de Revueltas van a salir transformados”, dijo De la Garza a los asistentes a su conversación con Geney Beltrán, quien aprovechó para agregar que para entrarle al autor se puede comenzar por los cuentos de “Los días terrenales”, en los que cada narración muestra la inexorable desgracia humana.
Resaltaron que quizá la única justificación para celebrar a Revueltas en el centenar de su nacimiento es porque era un excelente escritor que podía hablar del ser humano en su complejidad y no por la razón de que era un comunista irreductible y crítico o por ser un hombre atormentado por la dipsomanía, porque de esos hay muchos, pero no poseen una obra literaria con la profunda y terrible belleza que no hace concesiones.
“Revueltas a pesar de su pesimismo, su escritura era una afirmación vital y leerlo también lo es”, concluyó De la Garza.