Con la enorme coincidencia de dar espacio a la voz y mirada de los niños, el taller Aprendiendo a Ver, de Vicente Guijosa y los proyectos fotográficos de Claudia Hans, “Morido”, “Cuando una Persona Muere” e “Imaginario sobre Dios”, que se presentaron en el marco del Festival Internacional de la Imagen FINI 2014, abren una ventana para que el adulto se acerque a la mirada infantil y lanzan la invitación a aprender de los verdaderos maestros.
“Los niños son los verdaderos maestros, tienen muchísimo que enseñarnos y no debemos de menospreciarlo, son unos grandes maestros en miles de aspectos”, expresó la psicóloga y fotógrafa Claudia Hans, al subrayar la importancia de que los adultos se tomen el tiempo de conocer el pensamiento infantil y permitan que los niños conecten sus emociones con temas que a veces no se abordan como la muerte o Dios.
A su vez, Vicente Guijosa, quien lleva 10 años impartiendo el taller de experimentación fotográfica para niños “Aprendiendo a Ver”, en cada ocasión se sorprende más de la enorme capacidad y talento de los niños. “Vienen con CD integrado, recargado y remasterizado, no se ponen límites y saben que pueden hacerlo todo”, explicó el tallerista. “El reto es dotar a los niños de la capacidad de organizar y tomarse un poco de tiempo para decidir que fotografiar”.
Tras precisar que el objetivo del taller es que los niños manejen la imagen, el concepto visual y la idea de composición, Guijosa explicó que si bien la rapidez con la que viven los niños hoy en día les aporta la emoción y el instinto a las fotografías, este tipo de ejercicios visuales les permite tomarse el tiempo para decidir que van a fotografiar, porqué lo van a hacer y cómo van a hacerlo.
“La idea es que aprendan a ver, que puedan dirigir su mirada, no sólo lo inmediato, sino que le piensen un poco más. Que se tomen el tiempo y se den chance antes de hacer la imagen, para decidir porque la hacen, con qué composición, con qué luz; que puedan apreciar el color, las texturas, las formas y tratar de dotarlos con un poquito de sensibilidad”, insistió el reconocido fotógrafo mexicano.
Tanto Claudia Hans como Vicente Guijosa coincidieron en que lo que hoy están viendo los niños supera por mucho lo visto por las anteriores generaciones, viven en un mundo inmediato e intenso y por eso es necesario dotarles de herramientas que les permitan reflexionar, expresarse y comunicarse con los adultos.
“Nunca nos tomamos el tiempo para saber cómo piensan, cómo se sienten, cómo conectan sus emociones, por eso, quise mostrar al público la manera como los niños experimentan el imaginario de la muerte y Dios”, señaló Claudia Hans, quien a través de su proyecto fotográfico “Morido” capta las primeras reacciones de 9 niños ante la vista de un pajarito muerto; mientras con el proyecto “Cuando una persona muere”, capta con su lente la construcción de una maqueta donde cada niño explica su pensamiento cuando las personas dejan de vivir.
“Son temas difíciles que a los padres nos cuesta mucho trabajo abordar, pero para los niños es claro; de una forma sencilla y sincera expresan sus emociones y tienen toda la capacidad para poder expresarlo”, afirma la también psicóloga, quien logra captar el mundo de fantasía, imaginación o realismo como piensan y sienten, a través de la expresión visual.
Círculos que representan el alma, ballenas que sostienen el espíritu de los muertos, Dios convertido en humo, nubes, águilas o hippie del siglo XX, son algunas de las imágenes reflejadas en el pensamiento infantil sobre conceptos difíciles de expresar incluso para los adultos. Niños que se tapan el rostro ante el cuerpo sin vida de un animalito y otros que en plan científico empiezan a revisar las causas de su muerte, reacciones sinceras e infantiles aún no están influidas por el pensamiento adulto.
“Mientras más grandes son los niños, más complejo es su pensamiento y más empieza a parecerse al de los adultos”, explica la psicóloga infantil, quien destaca que a pesar de que trabajó con niños mexicanos de distintos niveles económicos, distintos rangos de edad y diversas creencias religiosas, no encontró diferencias importantes en las que se logre apreciar estas características sociológicas distintas, por el contrario la fantasía y la imaginación predominaron en la mayoría de los trabajos.
Finalmente, Claudia Hans reflexionó sobre la importancia de que los padres se den el tiempo de conocer el pensamiento de sus hijos, sin trabas, ni prejuicios religiosos o sociales. “Es importante que existan estos lazos, porque los niños enfrentan estos temas y si no existe confianza buscarán otras formas de satisfacer su curiosidad”, concluyó. Los proyectos fotográficos de Claudia Hans se presentarán en el Centro Cultural Manuel Álvarez Bravo en la ciudad de Oaxaca.