Vientos lúdicos, rebeldes y experimentales soplaron sobre la Feria Universitaria del Libro, FUL 2014 para sumarse a los homenajes en honor de Julio Cortázar. Desde la mirada fresca de los escritores mexicanos Julio Romano, Adolfo Córdova, Agustín Fest y Martín Rangel, la obra del argentino encontró nuevos caminos y abrió nuevas preguntas.
“Propongo un ejercicio simple: ¿Cuántas chicas de nuestras FanPages se han cambiado el nombre a La Maga, cuántas más son Cronopio o @cronopio. Si Cortázar tuviera Twitter una foto de Charlie Parker sería su encabezado”. apunta Martín Rangel, premio estatal de poesía Efrén Rebolledo 2014, quien aborda así la fiebre que el literato ha desatado en las redes sociales y explica que el argentino igual que Rubén Darío, son paradójicos casos que atraen públicos masivos.
“Cortázar es un Rock Star, un solitario que se deja la barba y pronuncia la R afrancesadamente. El sueño de toda groupie de la literatura”. El joven poeta señala que miles de seguidoras juveniles buscan al autor de “Historias de Cronopios y famas” en las redes sociales más por su biografía que por su obra y se manifiestan hacia la parte más sentimental de la literatura cortazariana, situación injusta y limitada ante la multiplicidad de ópticas y aciertos que conlleva el autor nacionalizado galo.
Julio Romano complementa la afirmación y confirma que las hordas de fans en Internet y su explosión de popularidad, se deben a una antología de frases cursis, donde se pierden los múltiples matices de la obra de Córtazar como un escritor experimental, tanto en la estructura de sus libros como en el lenguaje que utiliza en su obra.
Así pues, invitó a los asistentes a la conferencia titulada “Vientos Cortazarianos. 100 años con Julio”, a explorar la vasta obra de cuentos y ensayos del argentino, donde explora las oscuras intenciones de sus personajes, navega en sus diálogos internos mientras construye su cotidianidad. “La obra de Cortázar no se centra en un personaje, sino en un grupo de personajes que van perdiéndose uno a uno como ocurre en las historias de terror japonés”, expone el literato aludiendo a la novela “El Examen”.
Para Agustín Fest, la novela más reconocida de Cortázar, “Rayuela”, por su experiencia lúdica y experimental, se equipara a un videojuego, como una obra que invita a jugar y encontrar nuevos laberintos para avanzar al siguiente nivel, “un primer nivel, el breve, era el del final trágico, el de la novela seria, el que da muy poco espacio para el juego y está dirigido para los lectores solemnes; el segundo orden, el arriesgado, sugiere al lector el humor de un Dios travieso, el que abre las puertas al absurdo, el que nos revela la ironía, la crueldad humorística y sarcástica, con la posibilidad de ser cualquiera de sus personajes”, describe.
Mientras tanto Adolfo Córdova se dio a la tarea de descifrar el lado de literatura infantil de Julio Cortázar y en ese camino, encontró similitudes con la obra de Lewis Caroll, autor de “Alicia en el País de las Maravillas”, cuyas ejercicios literarios buscan escapar de las costumbres, de lo cotidiano, explorar lo lúdico y hablar de la infancia, mientras que en sus letras el crecimiento y el descubrimiento parecen no agotarse nunca.
A través de “El Discurso del Oso”, cuento infantil escrito por Cortázar antes de que la literatura se designara así, y a partir del lenguaje juguetón de “Rayuela” que casi se empata con el discurso del Jabberwocky en “Alicia detrás del Espejo”, juegan a quebrar una cáscara de costumbres, “como una Alicia que abre una puerta, así es Cortázar”.
“A 100 años de su nacimiento, cualquiera podría apostar que Cortázar no sólo camino con Verne. Cortázar viajó al país de las maravillas y regresó sonriendo como gato o como oso, con un sombrero de la mano de un cronopio”, concluyeron.