A finales de mayo e inicio de junio, México ha sido sede de diferentes encuentros nacionales e internacionales para hablar de lo último en medicina física, pediátrica y de rehabilitación; tales fueron el “8o Congreso de la International Society of Physical & Rehabilitation Medicine (ISPRM)” y la “XXIII Reunión anual de la Sociedad Mexicana de Neurología Pediátrica”, encuentros que han contado con la presencia de los más destacados especialistas mexicanos, que además han compartido y alternado con los mejores médicos a nivel mundial.
Uno de los temas relevantes es la parálisis cerebral en la infancia y sus secuelas; desafortunadamente la PC afecta a 1 en 400 niños1 y es la causa más común de discapacidad física severa en la infancia; el 80% por ciento de estos niños tiene problemas para caminar, como resultado de la espasticidad de las extremidades, lo que puede ocasionar contracturas severas y deformidad. La espasticidad muscular de la pantorrilla es un factor importante que puede interferir en la marcha normal, al impedir el contacto del talón.
Según estudios, en la infancia la causa más frecuente de espasticidad es la parálisis cerebral, definida como un grupo de trastornos del desarrollo de movimiento y de la postura, que condicionan la limitación de la actividad y que son atribuidos a un trastorno no progresivo ocurrido durante el desarrollo del cerebro en la etapa fetal o los primeros años. El trastorno motor de la PC con frecuencia se acompaña de trastornos sensoriales, cognitivos, de la comunicación, percepción y conducta, y/o por epilepsia.
Laboratorios IPSEN ha formado un grupo de investigación integrado por reconocidos Médicos del país, por ello ha figurado en dichos encuentros como parte de su programa de educación médica a fin de actualizar y capacitar continuamente a sus especialistas y compartir los conocimientos a Médicos iniciantes. Cabe señalar que la toxina botulínica de los laboratorios está aprobada para tratar espasticidad en pie equino dinámico de niños con parálisis cerebral de 2 a 18 años de edad, lo cual implica un enorme compromiso con Neurólogos y Rehabilitadores que realizan el tratamiento.
Las infiltraciones de la toxina contribuyen a mejorar la posibilidad de marcha o la función manipulativa en algunos niños, también retrasa la necesidad de cirugía en otros, favorece el grado de bienestar en los pacientes con afectación motriz grave2, disminuye el dolor y facilita los cuidados.
Dentro de lo último en medicina presentado para el tratamiento de infantes con PC y a pesar del avance en diferentes técnicas quirúrgicas, la toxina botulínica continúa siendo la técnica de primera elección, en ocasiones para evitar cirugía, en otras para retrasarla y muchas veces ambos tratamientos se utilizan de forma combinada2, por lo que la capacitación durante dichas reuniones de especialistas acerca de su uso y de otros tratamientos es enriquecedora.