Por Julian Wellesley Analista Senior de Oportunidades en Renta Variable Global de Loomis Sayles, filial de Natixis IM
Los bancos ya no son lo que solían ser. Para empezar, ahora existen menos de ellos. Algunos se han fusionado, otros fueron adquiridos y actualmente, tenemos en EEUU la mitad de los bancos comparado con hace 20 años.
Sin embargo, muchos de ellos aún están entre nosotros, pero el panorama está fragmentado. Existen aún casi 5,000 bancos en el país y los tres mayores tan solo tienen cada uno entre 10 y 11% de la participación de mercado, lo cual es menor si se compara con la mayoría de los países desarrollados.
Uno podría esperar que la tecnología cambiara lo anterior. Como clientes, preferimos el servicio personalizado que ofrece un banco pequeño. Pero en estos últimos 20 años, el acceso a los servicios bancarios ha pasado de las visitas a la sucursal y llamadas telefónicas al acceso vía internet y móvil.
La banca móvil beneficia a sus clientes por medio de la velocidad y la conveniencia, pero también a los bancos por medio de menores costos en las transacciones.
De este modo, todos ganan, en particular los bancos que pueden cubrir la enorme inversión requerida para contar con las mejores apps. Como resultado del paso de las visitas a la sucursal al acceso vía móvil, los 10 principales bancos han reducido sus redes de sucursales en un 3% durante el año pasado.
Algunas de las mejores apps bancarias se están volviendo incluso más útiles.
El año pasado, las aplicaciones de Capital One y Wells Fargo lanzaron bots para chats con base en texto. Posteriormente, este mismo año, Bank of America irá un paso más allá con el lanzamiento de un bot conversacional. Amazon ya nos permite chatear con Alexa. Apple con Siri, y Bank of America nos ofrecerá a Erica.
Tan solo bastará decir: “Pagar a Megan $10 dólares por la margarita,” y Megan recibirá el dinero. O preguntar: “¿Cuánto he gastado este fin de semanas en salidas?” y Erica nos dará una respuesta clara y detallada de nuestros gastos… o despilfarro.
Erica está diseñada para sonar al oído como una conversación real, casi humana, pero a diferencia de los seres humanos que atienden en una sucursal, Erica nunca nos abandonará. Erica nunca recibirá un ascenso o se irá a otro empleo, y nunca se reportará enferma. La app está programada para aprender tan rápido que antes de lo que imaginamos, podremos interactuar con ella como si fuera humana.
Esta generación inicial de chat bots responderán a instrucciones, y muy pronto también ofrecerán asesoría. Ya no tendremos que agendar una cita para hablar acerca de nuestro futuro financiero. Simplemente podremos preguntar a Erica, a cualquier hora: “¿Podré pagar esta casa?” o “¿Cuánto debo empezar a ahorrar para mi jubilación?”
Creo que las generaciones más jóvenes adoptarán lo anterior muy pronto. Es muy probable que dicha tecnología se vuelva no solo conveniente, sino intuitiva e incluso disfrutable en su uso. Si estamos acostumbrados a hablar con un vocero de Amazon, un consejo financiero vía un bot tan solo es un avance natural.
Esto nos lleva de nuevo a la pregunta inicial. Con una inteligencia artificial y software de reconocimiento de voz cuyo desarrollo cuesta cientos de millones de dólares, ¿Podrá este gasto inicial preparar el camino para la predominancia de los grandes bancos?
En mi opinión, la respuesta inmediata es sí. Es algo lógico, en particular cuando las apps puedan ofrecer un serie completa de productos—desde créditos a fondos mutuos— todos del mismo banco. La complejidad del software hace que sea sumamente difícil competir e imitar para los bancos menores.
Pero hay un lado bueno. Los líderes globales en inteligencia artificial no son los bancos, sino los gigantes tecnológicos.
Por lo que podría no pasar mucho tiempo antes de que podamos pedir a Alexa transferir esos $10 dólares a Megan. O de que podamos preguntar a Siri si podemos o no costear la compra de un nuevo hogar.
Los gigantes tecnológicos no necesitarían expandir sus servicios mudándose al sector bancario. En su lugar, podrían estar enlazados a tus diversas cuentas, todas con distintos proveedores. Esto nos permitiría también beneficiarnos de la mejor tecnología y de los mejores productos financieros, en un solo lugar.