Tras instalarse como la primera armadora automotriz con presencia en México, en 1962 Ford Motor Company tomó la decisión de expandir sus operaciones en el país y construir una nueva planta en el Estado de México. Luego de dos años de construcción, el 4 de noviembre de 1964 se inauguró en la Planta de Estampado y Ensamble de Cuautitlán.
Con 49 años de labor ininterrumpida, la planta de Cuautitlán sin duda se ha convertido en uno de los motores de crecimiento de Ford debido a los más de 2.6 millones de vehículos que han fabricado desde su apertura. Tras principalmente dedicarse a producir unidades de carga como los modelos F-150, F-250 y F-550, así como los autos Mercury Grand Marquis, Ford Thunderbird y Mercury Cougar, en 2011 la planta vivió un proceso de transformación y se convirtió en el hogar de Ford Fiesta consolidándose como ejemplo de innovación dentro de la compañía.
La Planta de Cuautitlán es el principal proveedor de este modelo para los mercados de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, EE.UU. y México.
Acreedora a reconocimientos internacionales, la planta de Cuautitlán se ha convertido en un referente en temas de sustentabilidad y optimización de procesos, cumpliendo siempre con la promesa de Ford por ir más lejos. Actualmente la planta de Cuautitlán está equipada con líneas de alta productividad, 270 robots, sistemas de medición en línea, plataformas ergonómicas ajustables en el área de tapicería e instalaciones de pintura más eficientes y amigables con el medio ambiente.
Al respecto del aniversario, el Presidente y Director General de Ford de México, Gabriel López, declaró que éste representa “casi cinco décadas de trabajo incansable y creatividad mexicana que se ven hoy reflejadas en productos de la más alta calidad”.