Evita los 7 pecados capitales del e-mail marketing

Hablaremos de los errores, incluso pecados, más comunes del e-mail marketing que debes evitar a toda costa

Uno de los dichos más populares exclama: errar es de humanos; y es cierto. Todos cometemos desaciertos y es importante aprender de ellos; sin embargo, hay equivocaciones que pueden ir más allá de una simple lección y terminar con lo que has construido con tanto esfuerzo, por ejemplo, tu negocio.

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Por eso hablaremos de los errores, incluso pecados, más comunes del e-mail marketing que debes evitar a toda costa. Recuerda, el mal uso de esta herramienta, así como desaprovechar su potencial, puede alejarte de los clientes y durante el proceso, perder ganancias y un lugar en el mercado.

1. Orgullo o el pecado de no ser responsive

La tasa de apertura de e-mails a través de dispositivos va en aumento si consideramos que en Latinoamérica nueve de cada 10 personas conectadas a internet cuentan con un dispositivo móvil según el Estudio IMS Mobile en LatAm 2016. Si no tienes un diseño responsivo porque lo consideras innecesario, estás cometiendo uno de los peores errores y pecados. No sólo perjudicas tu campaña de marketing, también pierdes una gran cantidad de posibles clientes.

2. Envidia o no enviar contenido de valor

Si ganaste un suscriptor, debes mantenerlo interesado en tus productos y en lo que tienes que decir. No generar contenido de valor dificulta generar el engagement para convertir a los clientes en compradores leales. De acuerdo al estudio Do your subscribers read your emails? de TechnologyAdvice Research, tres de cada 10 usuarios marcan como spam los correos que no incluyen información relevante.

3. Gula o el exceso de malos asuntos

El subject de los correos electrónicos es tu carta de presentación y lo primero que los lectores  ven en su bandeja de entrada. A partir de ese momento, toman la decisión de leer el e-mail o simplemente ignorarlo. Escribir malos asuntos disminuye la apertura de correos y, por ende, tu cartera de clientes. Recuerda que este elemento también determina si una persona  se suscribe o te coloca en la bandeja spam.

4. Avaricia o el error de enviar muchas (o pocas) promociones

Si envías una cantidad exagerada de correos promocionales, los suscriptores se sentirán saturados y menos motivados a adquirir tus productos o servicios. Por otro lado, si nunca envías e-mails relevantes o de interés para los lectores, corres el riesgo de ser olvidado o no ser considerado como un negocio serio. Un estudio de MarketingSherpa reveló que 63 por ciento de los lectores prefieren recibir correos promocionales una vez a la semana.

5. Pereza o la apatía de analizar resultados

Analizar los datos de tu campaña te brinda la información necesaria para descubrir qué errores estás cometiendo, cuáles son tus áreas de oportunidad y qué debes cambiar o potenciar dentro de ella. Estudiar resultados representa la oportunidad perfecta para conocer más a tus clientes y el ambiente en que se desarrollan por el simple hecho de disponer de información relevante como cuál es la tasa de apertura y cuántas conversiones de suscriptor a comprador se han generado.

6. Ira o todo lo contrario a personalizar y humanizar los correos

Uno de los elementos clave a considerar a la hora de crear tus contenidos, es la personalización de los mensajes. Habla con los lectores y resuelve sus necesidades, también ofrece artículos que sean de su interés y crea lealtad, atracción y amistades largas. Según el mismo estudio de TechnologyAdvice Research, 23.9 por ciento de los encuestados consideran que las empresas deberían enviar promociones y ofertas personalizadas para mejorar sus estrategias.

7. Lujuria o la ausencia de un call to action

Un correo debe incluir todos los elementos necesarios para enganchar al lector e invitarlo a comprar tus productos o contratar servicios. Un indispensable en la lista son los llamados a la acción o call to action. Estos botones deben ser muy llamativos y, a su vez, fáciles para que el usuario pueda darles clic. No incluirlos en el cuerpo del texto, o hacerlo mal, da como resultado menos conversiones de lector a comprador, lo que disminuye las ventas.

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