La gran mayoría de las empresas transnacionales iniciaron su negocio como sueños que poco a poco se transformaron en pequeños proyectos que despuntaron hasta convertirse en líderes de sus respectivos sectores, pero no fue un camino sencillo. Retos y oportunidades se presentaron durante su desarrollo, algunas se convirtieron en victorias y otras tantas en fracasos, no obstante, la constancia fue determinante para conquistar el éxito.
Probablemente una de las dificultades más recurrentes para cualquier empresa es percatarse que el modelo de negocio que le dio vida y la define comienza a perder la firmeza que lo caracterizaba, esto por causa de las nuevas tendencias del mercado y las preferencias de los consumidores. Es justo en ese delicado momento en el que las compañías deben tomar la decisión de modificar sus operaciones para poder mantenerse vigentes.
Un caso de éxito es Crayola, que en 1903 revolucionó el mercado de artículos escolares y para arte, con la invención de un gis sin polvo hecho a base de aceite al que llamaron crayón. Hoy en día este icónico artículo se comercializa en más de 80 países de cuatro continentes y maneja una oferta de más de 400 colores.
Pero, ¿cuál es el secreto para perdurar 115 años en el gusto del consumidor?, seguir innovando y fabricar productos que puedan abarcar los diversos mercados, en palabras de Adrián Romero, Marketing Manager de Crayola México “la innovación es fundamental en este tipo de negocio, nosotros estamos dirigidos principalmente a impulsar la creatividad en el sector infantil y juvenil, esto nos obliga a buscar una reinvención permanente para siempre ofrecer productos a la altura de su imaginación”.
Una firma de tal magnitud no puede permanecer en constante crecimiento por más de 100 años basándose en un solo artículo, por lo que Crayola expandió sus horizontes incursionando en diferentes modelos de negocio, explotando así las posibilidades que brinda el sector papelero lanzando líneas completas de nuevos productos como: Lápices de color, plumones, pinturas, acuarelas, tijeras, pinceles y demás utensilios escolares. Fue tan positiva la aceptación de dicha expansión que prestigiosas líneas de cosméticos han hecho alianzas con Crayola para fabricar labiales y esmaltes inspirados en los míticos colores de la marca.
El éxito de esta estrategia alentó el impulso necesario para introducirse en el sector juguetero, que si bien era completamente diferente a lo que hacían hasta el momento, tenían algo en común: el deseo de empoderar a los niños estimulando su creatividad de una manera divertida.
“Creemos que incursionar en el sector juguetero era un paso natural para una marca que siempre se ha caracterizado por ofrecer a niñas y niños diversas herramientas para que a través del juego, vean lo divertido que es crear y crecer al mismo tiempo. Por ello, nuestras líneas de juguetes están diseñadas para aportar a esta causa, además está división del mercado pasa por un momento de expansión en México”, agregó Romero.
Con respecto a esto, la Asociación Mexicana de la Industria del Juguete, AMIJU, informo en su reporte anual que el año pasado cerró ventas aproximadas a los dos mil 800 millones de dólares, cantidad que establece un crecimiento de seis puntos porcentuales en comparación al 2016.
Evolucionar junto a las tendencias y el gusto de los consumidores es una excelente forma de mantenerse posicionado por más de un siglo, no obstante, modificar la génesis de la compañía puede parecer un paso complicado, pero es necesario para continuar con indicadores positivos.
Actualmente, con casi 50 años en el mercado mexicano, Crayola ha transformado el mercado gracias a estas estrategias, que le permite reinventar constantemente sus productos y la manera de dar a conocerlos, tomando siempre en cuenta las necesidades y opiniones de sus consumidores.