Parece natural para los consumidores adoptar nuevas tendencias y asumir las necesidades que el mercado nos ofrece como ciertas, muchas veces, sin tomar en cuenta que este proceso comunicacional entre la oferta y la demanda de productos, debe partir de la necesidad real de quien consume.
La industria mueblera no es la excepción. Hemos visto desfilar un sin número de modas decorativas a lo largo de la historia, sin reparar en cómo es que se definen las formas, los colores, los precios y los tamaños de nuestros muebles, sobre todo, si realmente están hechos para nosotros por más que nos encanten.
Factores como el crecimiento demográfico, las crisis económicas, la inseguridad, las nuevas tecnologías y los cambios de paradigmas como la inclusión de las mujeres en el mercado laboral, las familias pequeñas y la soltería como elección, tienen que ver con el tipo de muebles que necesitamos y es responsabilidad de la industria, generar opciones verdaderamente satisfactorias ante estos cambios.
Al respecto Moisés Sandler, experto en la industria mueblera, innovación comercial y presidente de Mueblería Standard, afirma que son las dinámicas sociales y sus transformaciones, las que deben de advertir a la industria sobre cuáles serán las necesidades del futuro. Mueblería Standard, fundada hace 75 años, comenzó como un pequeño negocio familiar, cuyos integrantes desarrollaron la sensibilidad de observar las dinámicas personales de sus clientes, y mediante un proceso intuitivo, adaptaron su oferta a un mercado con necesidades reales, no creadas.
Uno de los principales retos para la industria del mueble, es crear soluciones ante la impresionante reducción de los espacios habitables, sin restarle calidad de vida al consumidor. Actualmente, comprar un departamento de entre 50 y 80 metros cuadrados, puede ser la única opción para habitar una gran ciudad, si además de la falta de espacio, nos enfrentamos a su poco aprovechamiento, nuestros hogares pueden llegar a hacernos sentir dentro de una caja de zapatos.
En urbes como la ciudad de México esto es una realidad, y en general, la tendencia en la construcción de casas habitación será la misma en las siguientes décadas. Según cifras del INEGI, el Distrito Federal es una de las entidades que tiene el mayor número de emigrantes. Casi el 80% de las personas que decidieron dejar de vivir en la capital, lo hicieron para mudarse a algún municipio del Estado de México por cuestiones de costo y espacio.
Las normas actuales para la industria de la construcción, de acuerdo con la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), tienen como objetivo, detener la expansión de la mancha urbana y fomentar la construcción de vivienda vertical intraurbana, esto para garantizar el acceso a los servicios de la ciudad. A su vez, estas normas obligan a que los espacios destinados a vivienda sean reducidos, aunque, estos deben contar con 2 recámaras y no pueden ser menores a 45 metros cuadrados.
Por otro lado, en países como Estados Unidos, apostar por lo pequeño es incluso un movimiento social, los promotores del “Tiny House” como han bautizado a este estilo de vida, afirman que el futuro será habitar pequeños espacios sustentables, dotados de muebles inteligentes que ayuden a las personas a vivir sin la presión de mantener una casa espaciosa, a no restarle terreno a los demás y a desarrollar una vida pública más activa.
Para muchos, lo que propone el “Tiny House” podría ser un disparate; sin embargo, pensar la problemática del espacio en positivo, puede ayudar a encontrar soluciones realmente satisfactorias. Al respecto, Moisés Sandler afirma que Mueblería Standard está enfocada en brindar soluciones personalizadas al cliente y a lograr una decoración que optimice el uso del espacio y resuelva problemas tan básicos como dónde guardar ropa, libros, juguetes, etcétera, sin restar belleza y comodidad.
Para lograr esto, su equipo de innovación comercial, realiza giras internacionales, buscando tendencias en decoración que puedan ser adaptadas al estilo de vida de los consumidores en México y así ofrecer muebles funcionales, multipropósito, modulares e integrados al espacio arquitectónico.
“Muchas veces los clientes creen que no queremos venderles, lo que realmente no queremos es venderles el mueble equivocado” asegura. La ética, al momento de realizar una venta es básica, pues vender un mueble de sala de 5 metros para un departamento de 60 metros cuadrados, terminará en la insatisfacción del cliente.
Por ello, el experto aconseja que al decidir comprar un mueble, es importante, tomar en cuenta el impacto estético que nos genere, pero que además cumpla con los requerimientos para formar parte esencial de nuestra vida cotidiana al solucionarnos problemas prácticos, darnos confort y por ende, calidad de vida.