Todos tenemos un amigo, un pariente o un compañero de trabajo que conoció a su amor por Internet. Resulta que no pensabas en esa alternativa pero te acabas de separar – o llevas un tiempo “prudencial” de soledad – y quieres volver a estar en pareja. Así es como, un buen día, te decides a explorar el universo amoroso que te ofrece la virtualidad.
Recuerda:
Como en todos los órdenes de la vida, en el romance 2.0, lo importante es tener expectativas realistas, para no dar lugar a frustraciones si lo imaginado no condice con la realidad:
- ¿Qué estás buscando para tu vida? Piensa en las características de ese hombre o de esa mujer con quien te gustaría construir un vínculo y disponete a hacer una búsqueda concreta online. No hay dudas que puedes encontrar a un hombre o mujer guapo, inteligente y divertido pero pide características que puedas confirmar.
- No esperes encontrar al amor de tu vida a los dos minutos de registrarte en un portal de citas. Cuando estás buscando un trabajo, seguramente elaboras un C.V. atractivo, lo haces circular, concertas entrevistas y te quedas con aquel puesto que te ofrece mejores posibilidades. En el amor ocurre algo similar. Hay que esmerarse en elaborar un perfil atractivo online, interactuar y comunicarse con otros usuarios hasta que encuentres a quien te parezca atractivo. El amor no es cosa de un minuto.
- Estás entusiasmado/a con esa persona especial que apareció en tu mundo online. Date tiempo para
conocerla, utilizando el chat y el videochat así tienes una idea más concreta de cómo es físicamente, su gestualidad, personalidad, etcétera. - El primer contacto visual y el encuentro físico suelen ser determinantes para establecer si hay química o no en una pareja. Establecer comunicación por la vía del video puede resultar esencial para saber si seguir o no una relación iniciada en la virtualidad. En esto de continuar – o no – un vínculo, hay que ser cuidadoso de los sentimientos de quien está del otro lado del monitor. Si lo que estás viendo no condice con lo que esperas, no cabe la honestidad bruta pero sí una salida elegante como para que la otra persona no quede a la espera de un contacto que no se retomará.
