El primer destello que causa un diamante entre las personas es la fascinación: un viaje que te absorbe por lo alucinante de su origen, la fuerza de su composición, el encanto que provoca su brillo, su romántico significado. Un sinfín de emociones y secretos rodean a esta piedra y la convierten en una de las posesiones favoritas.
Según comenta Aarón Navarro, experto en gemas de Joyerías Bizzarro, “el encanto comienza desde su nacimiento”. Y es que los diamantes son la forma más pura de carbono que existe. Se forman en condiciones de presión y temperatura extremas, a profundidades de entre 140 y 190 kilómetros bajo tierra; llegan a la superficie, o al menos a fondos alcanzables por el hombre, gracias a la actividad volcánica. Además, el diamante es el material natural más duro conocido hasta el momento. Debido a que sólo pueden ser rayados por otros diamantes, mantienen un pulido exquisito. A diferencia de otras gemas, son ideales para el uso diario debido a la resistencia que presentan ante una rayadura. Son por tradición la piedra preferida en anillos de compromiso y de matrimonio, gracias a esta propiedad de dureza que los vuelve “indestructibles”.
“Cuando los diamantes son extraídos del manto terrestre, se clasifican y separan con cuidado para no destruir los más grandes. Los más puros son aquellos que usamos para joyería, éstos son cortados y pulidos a mano”, declara Navarro. Y agrega, “en la familia Bizzarro, trabajamos cuidadosamente los diamantes más hermosos para crear piezas de la más alta calidad y belleza”.
Si bien el diamante tiene una clasificación muy puntual, éste necesita de mucha inspiración para ser el protagonista de la pieza, desde la experiencia y vivencias del diseñador, hasta las emociones más profundas de quien lo recibe y lo hace propio. “En Bizzarro, buscamos construir emociones a partir del diseño de bellas piezas artesanales; nuestra mayor pasión es estar presentes en los momentos inolvidables de nuestros consumidores para perdurar por siempre”, enfatiza Aarón.
Atributos físicos de un diamante
- El corte de un diamante es el único factor que el hombre puede controlar con su habilidad artística y es, indudablemente, el más importante para determinar su belleza y valor, ya que se deben considerar las proporciones, simetría, acabado y pulido para su confección. Éstos son factores determinarán las cualidades reflectoras y de brillantez del diamante.
Existen diferentes tipos de corte: brillante, oval, pera, esmeralda, princesa, baguette, marquiz, corazón, etcétera, según el cual será el brillo generado por la piedra.
- La mayoría de los diamantes se ven sin color, pero en realidad tienen ligeros tintes amarillos o cafés. Entre menos color tenga un diamante, será más exótico, bello y valioso. La escala de color describe el tono en el diamante, empezando con la letra D (el más transparente o blanco) y se incrementa hasta llegar a la Z, amarillo suave.
- Un diamante perfectamente claro es lo más deseable y tendrá la más alta calificación de claridad según la cantidad de inclusiones o impurezas que presente. Cada imperfección existente, dentro o fuera del diamante, reducirá su nivel de claridad, por lo tanto, su valor.
- El quilate es un término que se utiliza para medir el peso de un diamante, aunque éste no se encuentra directamente relacionado con su tamaño. Cada quilate es dividido en unidades llamadas puntos, de manera que un quilate es igual a cien puntos, por lo tanto un diamante de .75 quilates es igual a un diamante de 75 puntos.
“Al final, el elemento más importante que le dará el valor más alto a un diamante, será el sentimiento que se encuentre internado en él; desde el trabajo artesanal de los expertos en joyería, hasta la emoción de quien lo regala y el significado que representa para quien lo recibe. Sin duda, el diamante será por siempre una piedra indestructible en todos los sentidos”, concluye Aarón, experto de Joyerías Bizzarro.