Cómo manejar el amor en la oficina

Mucha gente pasa más horas en la oficina, por lo que a veces resulta inevitable que Cupido decida lanzar sus flechas de amor en el espacio laboral

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Mucha gente pasa más horas en la oficina que en su propia casa, por lo que a veces resulta inevitable que Cupido decida lanzar sus flechas de amor en el espacio laboral, aunque eso muchas veces complica la convivencia entre los compañeros, y pone en una situación complicada a los jefes. Isaac Vilchis, psicólogo del equipo de ADAMS Capacitación, nos orienta sobre cómo deben manejarse estas circunstancias de una forma responsable.

Lo primero, señala, no se pueden prohibir, pero sí reglamentar. Vilchis nos explica que muchas oficinas disponen de códigos de ética donde, en ocasiones, se apunta a que preferentemente no se den esta clase de relaciones. “Prohibirlas es negar una realidad, que lo único que conseguiría es que se dieran a escondidas”, aclara. En algunos lugares se están poniendo de moda los “contratos de amor”, donde se estipula el compromiso por parte de los implicados a que en ningún caso va a afectar al trabajo, y a cubre a la empresa para evitar denuncias de acoso sexual, ya que estipula el consentimiento mutuo de la pareja.

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El principal problema es que los implicados mezclen lo personal con lo laboral, y eso tenga eco en el trabajo. Esto puede resultar en situaciones tales como favoritismos y preferencias. O, cuando la relación termina, que los dos implicados se nieguen a colaborar o a trabajar juntos.

“En realidad, se trata más de un problema de ética que laboral”, indica Vilchis, donde un factor fundamental es la madurez de los implicados.

Vilchis recomienda a los directivos de gestión del capital humano, en estos casos, que se preparen para estas circunstancias de las siguientes maneras:

  • Considerarlo como un tema de debate interno para elaborar un código de conducta o ética en la oficina, antes de que suceda. Así, cuando se dé el caso, ya habrá un manual que oriente sobre la mejor forma de tratar el asunto.
  • Tomar una capacitación orientada a la retroalimentación efectiva. Vilchis explica que ésta es la mejor forma de tratarlo con los empleados, donde, siempre respetando su privacidad, se pueda hablar con ellos y orientarles, para que su vida privada no afecte a los objetivos laborales.

“Al final, tanto en el caso de que se dé el enamoramiento o la ruptura, la clave es que los implicados sean discretos y maduros”, sostiene Vilchis. Y, recordar que si la situación sí está afectando realmente negativamente a la empresa, se debe tratar como cualquier otra falta que no tenga que ver con la pareja, tal como se haría con retrasos, faltas en el trabajo, etc.

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