De acuerdo con la Comisión de Cooperación Ambiental (CCA), en México se desperdician alrededor de 28 millones de toneladas de alimentos al año, lo que equivale a más de 14 millones de litros de agua utilizados en vano y sobre todo, a millones de porciones de alimentos que pudieron ser aprovechados.
Por eso, en el marco de la emergencia sanitaria que enfrenta el mundo y particularmente países como México, el llamado de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), es precisamente atender este comportamiento, asegurando una buena gestión, administración y consumo de los alimentos de manera responsable.
Según ReFED, la hoja de ruta para reducir el desperdicio de alimentos en Estados Unidos, el 80% del desperdicio de alimentos ocurre en supermercados restaurantes y las cocinas de los hogares. Mientras el 20% restante en granjas y plantas de procesamiento de alimentos.
Por esta razón, Corteva Agriscience, cuyo propósito es enriquecer la vida de los que producen y de los que consumen, enlista cinco recomendaciones para tener en cuenta y contribuir a reducir las cifras, pues hoy la seguridad alimentaria requiere del compromiso de todos los actores de la cadena.
- Comprar lo necesario y consumir todo: Hacer una lista de lo que se necesita antes de ir al mercado, resulta práctico para que no comprar demás. La idea es consumir todo lo que se tiene en casa, revisar constantemente el estado de los alimentos en la nevera y donar lo que no se va a utilizar a otras personas, en vez de que se dañe.
- Congelar y deshidratar los alimentos: Almacenar los alimentos a una temperatura entre 1°C y 5°C para una mejor frescura y una vida útil máximas. Congelar aquellos alimentos que no se van a consumir de inmediato. Aplica para frutas y verduras, generalmente.
- Aplicar las PEPS (Primeras Entradas, Primeras Salidas): Gastar primero los productos que se han comprado con anterioridad y después lo que se adquirieron recientemente, así se evita que los alimentos se dañen.
- Cocinar pequeñas cantidades: Al preparar los alimentos, hacerlos en las porciones necesarias para los habitantes del hogar. En caso de que aun así sobre comida y no se vaya a consumir, donarla a amigos, vecinos o personas que la necesiten.
- Sin prejuicios: Que alguna fruta o vegetal haya concluido su ciclo de maduración no quiere decir que no se puedan ingerir, pues sus vitaminas y nutrientes no se han perdido. Comprar alimentos madurados y consumirlos de inmediato también es una buena forma de contribuir a que no se desperdicien y de apoyar a nuestros agricultores.
Atender estas sugerencias en tiempos en los que para algunos puede ser difícil acceder a los alimentos, es también un acto de empatía y solidaridad. Por otro lado, también apoya a la economía del hogar. Además, evitar el desperdicio de alimentos es bueno para la salud, el planeta y para la agricultura en general.