“Viviendo Positivamente” muestra historias inspiradoras de personajes y proyectos que contribuyen a hacer del mundo un mejor lugar para vivir. Gracias a iniciativas de varias fundaciones relacionadas con el medio ambiente, la reforestación, la potabilización, la comunidad y la cultura, y con el apoyo de Coca- Cola, cada historia es un ejemplo de que cambiar el entorno es posible.
Cada episodio de “Viviendo Positivamente” se desarrolla en lugares geográficos diversos como Paraguay, Uruguay, Ecuador, Brasil, Perú, México, Colombia y Honduras, bajo la dirección de cuatro directores de reconocimiento internacional. Desde las hermosas playas brasileras en Fortaleza y el extraordinario Arrecife Mesoamericano en Honduras, hasta las altas cumbres del Páramo de Papallactaen Ecuador y la Sierra Nevada de Santa Marta en Colombia, pasando por zonas áridas en Guanajuato, México y Chancay, Perú, hasta llegar al campo paraguayo y los barrios pobres de Montevideo, Viviendo Positivamente” propone dar una vuelta completa por Latinoamérica, donde una vez más, la fortaleza de su gente le gana a las adversidades que día a día enfrentan, logrando forjar verdaderos cambios.
Este martes toca el turno al tercer episodio “PERÚ-MÉXICO-COLOMBIA”bajo ladirección del argentino Carlos Sorín.
En Perú, Marino Morikawa, un científico peruano-japonés de 36 años, lucha para recuperar el lugar donde su papá lo llevó a pescar durante su infancia. Durante años, los habitantesde este lugar convirtieron el humedal en un basurero ilegal y criadero de cerdos, generando un elevado grado de contaminación. Con sus propios recursos, y gracias a una nanotecnología que inventó, Marino ha logrado empezar un proceso de rescate de este ecosistema costero, ubicado en una zona donde el agua es muy escasa.
En Guanajuato, México, el Tío Lole y sus vecinos, con la ayuda de Pronatura y su programa de reforestación apoyado por Coca Cola, reforestan miles de hectáreas con cactáceas y aprovechan su fruto para transformarlo en deliciosas mermeladas y dulces.
Por último en las montañas de la cordillera central de Colombia, pequeños grupos de ludotecarios, como Walter y Diana, recorren los rincones del país contribuyendo a cambiando la forma en que padres e hijos se relacionan. Su objetivo es transformar el desarrollo de la primera infancia para ayudar a hacer una gran diferencia en el futuro de las nuevas generaciones.