El próximo 29 de abril, Anonymous Gallery inaugurará en la Ciudad de México la exposición Discovery, de la artista multimedia Casey Jane Ellison. La muestra estará abierta hasta el 20 de mayo, y es la primera residencia de una serie de estancias artísticas que la galería albergará a lo largo de 2017.
La programación de estas residencias tiene como objetivo facilitar nuevos canales de diálogo creativo entre México y Estados Unidos. Los artistas de las residencias serán apoyados por Anonymous Gallery para generar lazos con comunidades locales, investigar nuevos materiales y procesos de producción, además de diseñar programas discursivos y educativos. Cada residente también desarrollará una edición nueva y una pequeña publicación.
En Discovery, Ellison usa su tiempo en la residencia para expandir la temática explorada en su obra y su evaluación del capitalismo estadounidense. En ella, Casey se transforma a la vez en marca y política, en estrella de reality e ícono cultural. En México, sus provocaciones revelan nuevas capas de hipocresía, caos y vergüenza de ella misma como emisaria cultural fallida en este país.
Porque, situado en la Ciudad de México, el terreno de interrogación de Ellison logra un alcance nuevo, de mayor complejidad, sin precedentes en su trabajo. ¿Cómo afrontar no sólo las fallas del capitalismo a un nivel personal sino sus efectos a una escala global? ¿Cómo dar la cara a su propia complicidad en este esquema imperialista? Efectivamente, el título mismo de la exposición Discovery evoca narrativas coloniales persistentes tanto como el lenguaje del crecimiento personal. ¿Hay algo que ella puede hacer o decir para ayudarte entenderla?
La sobrias implicaciones de esta búsqueda son evidentes en la torpeza de Ellison al intentar encontrar una solución o explicación coherente. El título, en su versión original en inglés, muestra una imposibilidad fundamental en la comunicación de la artista.
Al proferir su propia narrativa de exploración como el sujeto problemático y seductivo de Discovery, Ellison confronta los límites al nivel personal, utilizándose como metáfora para contar historias de privilegio –una narrativa confesional en constante repetición. Al poner su propia aicción en medio del problema, Ellison logra dirigir la atención del espectador hacia un tema poco explorado en la historia del arte: El rol que el artista juega en la violencia cultural sistémica.
Cediendo la posición privilegiada de la artista como apóstol, y transparentando su confusión e hipocresía, Ellison alcanza estas realidades incómodas al ofrecer su propia subjetividad y comportamiento como el objeto de escrutinio.
El lenguaje formal que Ellison aplica en Discovery funciona como un vehículo para comunicar la vulnerabilidad de la artista tanto como su sentido de desilusión, así como una estrategia para implicar al espectador en los mismos procesos de autorrealexión que ella modela. Como los gritos y quejas de niños, los mantras de descontento que componen la serie “Babies” registran la desesperación de la artista frente al clima político global, y comunican un deseo de renunciar a la responsabilidad –una petición de absolución.
El slogan enjoyado de la campaña “Hot Bitch” se ofrece al espectador debido a esta súplica a ser cuidada. Ellison imprime su frase aairmativa en espejos para enmarcar un interrogatorio de la vanidad y lo absurdo, así como para extender su análisis solipsista al espectador; ella, que de repente ve su propia cara en la chamarra “Hot Bitch” o en las llantas de “Babies”, es invitada –o más bien incorporada ineluctablemente– a un lugar de auto-inspección y auto-obsesión como crecimiento personal.
Últimamente, Ellison está atrapada, y nosotros atrapados con ella, como la imagen en un espejo. La prenda “Hot Bitch”, una edición diseñada por la artista en conjunto con la galería, utiliza la vulgaridad de la cultura de la mercancía como un recurso para el descubrimiento personal, transformando la hipocresía en comedia, en una forma de comunión y en una manera terapéutica de conexión humana.
En conjunto, quizás el lenguaje en Discovery no constituye un proceso de redención, pero ¿puede ayudarnos a entender cómo ser?