¿Alguna vez te has ido de vacaciones a la playa y has regresado menos bronceado de lo que te fuiste? En esas vacaciones en las que no te bronceaste, ¿Tampoco viste el sol más que al amanecer? ¿Ni saliste del cuarto del hotel antes de las 6 de la tarde? Si contestaste que sí aunque sea a una de las preguntas anteriores, eres el típico viajero fiestero.
Para empezar, y con el pretexto de planear el viaje perfecto entre amigos, los viajeros fiesteros arman de inmediato un grupo de WhatsApp, el cual poco servirá para organizarse ya que memes y chistes inundarán sus celulares por más de un mes. Una vez que lograron ponerse de acuerdo en cuanto al destino y presupuesto del grupo, afinan los detalles, hacen sus reservaciones y las maletas.
Los destinos típicos de estos viajeros son casi siempre ciudades excitantes como Las Vegas o un hotel de playa todo incluido con barra libre internacional. Pero sin importar su selección, saben que van a pasarla bien, a olvidarse de sus preocupaciones y responsabilidades, y que van a conocer gente y vivir experiencias nuevas.
Si decidieron visitar Las Vegas, los viajeros fiesteros seguramente no manejarán un itinerario porque la ciudad del pecado proveerá la diversión exacta en el momento adecuado, ya que la oferta de actividades es inmensa. Seguro mientras haya luz de día pasearán por los múltiples casinos y probarán suerte; harán algo de compras entre hotel y hotel, e irán a trepar la adrenalina al máximo en las pistas de autos de carreras profesionales que se rentan. Conforme avanza el sol, buscarán el lugar más trendy para cenar, seguido de un show súper alternativo y del club nocturno donde se presente Tiesto o David Guetta. Todo esto para terminar casi al siguiente amanecer.
Si la playa fue la elección, un todo incluido es la mejor opción; y si tiene barra libre internacional mucho mejor. De ese modo no tienen que seguir el ritmo del grupo, cada quien hace lo que quiere, cuando quiere y con quien quiere… La mañana y parte de la tarde se convertirán en una terapia intensiva para curar la resaca de la noche anterior, ya sea en la oscuridad de su cuarto o tumbados en un camastro con sombrilla a la orilla del mar.
De regreso se comienza a sentir la horrible depresión post viaje y el golpe de realidad entra sin aviso y lleno de responsabilidades. Seguramente se necesitarán las famosas vacaciones de las vacaciones, pero todo habrá valido la pena.