“Seguir la obra completa de Elena Poniatowska es comprobar que equivale a la gran crónica mexicana, a una realidad y sus metáforas, a una metáfora extendida, esto es, a una alegoría, que concebimos como la memoria de México,” es la contundente afirmación que precede las páginas de Viento, galope de agua. Entre palabras: Elena Poniatowska, nuevo libro de la investigadora mexicana Sara Poot-Herrera.
La presentación, donde se contará con la presencia de la escritora galardonada con los premios Cervantes 2013 y la Medalla José Emilio Pacheco 2014, Elena Poniatowska, se llevará a cabo el próximo lunes 2 de junio a las 18:00 horas en el Auditorio Divino Narciso de la Universidad del Claustro de Sor Juana, ubicada en Izazaga 92, Centro Histórico de la Ciudad de México.
Publicado por la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY), Oro de la Noche Ediciones y el Programa UC-Mexicanistas (Asociación de Especialistas en Estudios Mexicanos del Sistema de la Universidad de California), el libro será comentado por Carmen Beatriz López-Portillo Romano, Javier Aranda Luna, María José Rodilla, Michael K. Schuessler y Rosa Beltrán, con Sandra Lorenzano como moderadora.
Sara Poot Herrera obtuvo su doctorado en Literatura Hispánica en El Colegio de México. Es profesora del Departamento de Español y Portugués en la Universidad de California en Santa Bárbara. Su especialidad es la literatura novohispana y mexicana contemporánea. Es autora de más de un centenar de publicaciones entre libros, capítulos de libros, ensayos, artículos, notas, reseñas y textos de creación. Asimismo es cofundadora y directora de UC-Mexicanistas, agrupación académica que reúne a los especialistas en literatura y cultura mexicana de las diversas sedes de la Universidad de California, fundamentalmente, así como a un importante grupo de investigadores de otras universidades de México, España y Estados Unidos, de la talla de Margo Glantz y Cristina Rivera Garza, entre otros.
Sobre Elena Poniatowska, la publicación dice: “Cuando en 1942 cruzó el Atlántico nadie hubiera sospechado que, años después y con el cambio de nombre de Hélène a Elena, sería la voz de voces de La noche de Tlatelolco, que haría hablar a Quiela y a Frida, que ficcionalizaría a Tina y a Leonora, que de la luna llena haría destilar lunas y lunitas, que escribiría la vida de sus amigos, que denunciaría la voz fuerte del silencio, que prologaría libros de arte, que haría oír el grito de Comala, que ondera se haría eco de los jóvenes escritores, que trazaría la línea celeste de las otras siete cabritas, la genealogía de un estrellero y que sería premiada, homenajeada, abogada de las causas de pobres y silenciados, salud de los lectores.”