Desde tiempos remotos, el hombre ha buscado vivir en pareja, conseguirla tenía un solo fin: la procreación. Esta situación delimitaba y facilitaba la búsqueda, ya que no era necesario cumplir con una serie de requisitos y expectativas estéticas y afectivas… ¡no existía la idea del “para siempre”!
Hoy en día las cosas son un poco más complicadas, pues las teorías al respecto, todavía no alcanzan para explicar los complejos mecanismos y comportamientos que se generan cuando elegimos una pareja y menos, del por qué nos equivocamos al hacerlo.
“Aprendemos a conocer lo que llamamos AMOR a través de la información que adquirimos en la vida: el comportamiento de nuestros padres, nuestras experiencias tempranas y las de los amigos nos llevan a construir un primer modelo, a formar nuestra idea de lo que debe ser una pareja”, comenta la Mtra. Ericka Juárez, psicóloga y especialista de TAD (THINK ·ACTION· DEVELOPMENT). Pero ¿Por qué nos equivocamos en la elección? Las razones pueden suelen ser diversas, pero una de las más frecuentes, es el afán de buscar nuestra “media naranja”.
El mito de la media naranja parte de la idea de buscar lo que nos complementa. Buscar a ese otro que nos hará felices. Lo que implica que no lo somos por nosotros mismos y que no nos sentimos completos –y quizá ni satisfechos- con lo que somos. Al respecto, la Mtra. Juárez explica: “Por ejemplo, si suelo no ser muy sociable, busco una pareja con mayores habilidades al respecto, lo que me permite socializar en distintos grupos, pero con el paso del tiempo, esa característica que hacia atractiva a la pareja, se puede volver la razón de los desacuerdos, pues llega un momento en que ya no resulta tan atractivo/divertido que todos los fines de semana haya una reunión a la cual acudir”. Para la especialista en terapia de parejas “no necesitamos buscar mitades, lo que debemos hacer es fortalecer el concepto que tenemos de nosotros mismos, aceptarnos tal como somos nos hará más libres de elegir a otro y aumentará nuestras probabilidades de vivir un amor más sano y sincero”.