Día triste para los lectores de esta revista y empleados de Condé Nast que la publican. Si Newhouse, quien construyó la compañía y la dirigió durante más de 50 años, ha fallecido en Nueva York después de una larga enfermedad.
La compañía Condé Nast fue nombrada por su fundador quien creó la casa editorial a principios del siglo veinte, pero fácilmente pudo haber sido renombrada a compañía Si Newhouse. El comenzó con una pequeña editorial que publicaba unas pocas revistas (cuatro títulos en Estados Unidos, dos en Gran Bretaña y dos en Francia). De ahí su imperio comenzó a crecer rápidamente, incrementando la calidad de sus publicaciones e influencia. A partir de entonces sus logros fueron muchos para listarlos todos. Logró fortalecer Vogue, estableciéndola como líder mundial y el título más influyente del mundo. Revivió Vanity Fair, que se convirtió en un poderoso fenómeno editorial. Rescató un título que se desvanecía, The New Yorker. Adquirió Gentlemen’s Quarterly (GQ) y lo convirtió en líder de la industria. Lanzó o adquirió títulos destacados de salud, viajes, arquitectura, belleza y deporte. Amplió las publicaciones de la organización en todo el mundo, creciendo de seis países a treinta y con presencia de 140 revistas impresas y 100 sitios web.
Hacia el final de su carrera, se impulsaron los medios digitales por lo que él también tuvo que adaptarse y reinventar los títulos en digital sin perder los estándares de calidad editorial.
Si, como le solían llamar, dedicó su vida a producir los mejores productos editoriales. Fue su visión junto con su perspicacia comercial, paciencia y valor lo que llevó a Condé Nast a posicionarse como líder del sector y ganarse la admiración de sus escritores, editores y fotógrafos junto con la gratitud de millones de lectores, incluso sin saber quién era la mente maestra detrás de las revistas brillantes que sostenían en sus manos.
Tuve el placer y honor de trabajar para y junto a el durante 36 años. Como compartimos el mismo apellido, muchas personas asumieron que era mi padre o mi tío cuando en realidad era un primo hermano mayor. Sin embargo, nuestra relación era algo así como tío y sobrino, mentor y protegido y finalmente, dos amigos fieles. Me enseñó la mayor parte de lo que sé sobre negocios y sobre la vida, y lo amé.
Como persona era modesto, de voz suave y con un sentido de la ironía, incluyendo la capacidad de reírse de sí mismo. Siempre era justo al tratar a la gente. Rara vez perdía la calma, nunca levantaba la voz. Trataba a todos, a la persona de mayor rango hasta la más baja, con amabilidad. Siempre prestaba atención. Antes de que la palabra se pusiera de moda, era un hombre “de conciencia plena” (mindful). Tenía con un agudo sentido de la estética, especialmente visual, por lo que se convirtió en un coleccionista de arte reconocido. Era como si poseyera Google Maps en su interior, ya que tenía un sentido del espacio físico impecable, jamás se perdía en laberintos de oficinas en grandes ciudades desconocidas. Para los que vivimos y trabajamos en Europa, lo más destacado del año era una calurosa semana de mayo en la que acompañaba a Si Newhouse a visitar todas las oficinas de Europa Occidental, comenzando un lunes en Paris y de ahí visitando las oficinas de Múnich, Milán y Madrid antes de regresar a Londres. Era una semana intensa, en la que le acompañaba desde la mañana hasta la noche. En esta visita, Si se reunía con ejecutivos y editores para discutir, debatir e intercambiar información. Entraba a las oficinas con un traje holgado, parecido más a un ponente universitario que a un Director General. Nunca hizo referencia a un presupuesto o a una hoja de cálculo pero su mente lo observaba todo, y sus continuas preguntas y comentarios estimulaban a sus empleados. Al final, el proceso de trabajar junto a él nos convirtió en mejores profesionales e incluso más inspirados.
Podría escribir (pero no lo haré) un libro acerca de él y todos sus logros. Si puedo sin embargo, compartirles una anécdota. En 1981 mientras almorzabamos en su oficina (yo era un trainee de 28 años), me comentó como Vanity Fair fue publicado por Condé Nast entre el 1914 y 1936 antes de cerrar a causa de la Gran Depresión. Él dijo “siempre ha sido el sueño de esta empresa traer de vuelta a Vanity Fair.” Esa fue la palabra que utilizó… “un sueño”. Así era en aquellos tiempos. Antes de que hubiera un plan de negocios o una estrategia de marketing, había… un sueño. Si Newhouse era un soñador que hizo realidad sus sueños.
Hoy en día, cuando a los jóvenes se les pregunta qué quieren hacer con sus vidas, a menudo responden: “Quiero cambiar el mundo”. Los jóvenes que crecieron en otra época no se expresaban con la misma confianza y ambición. Si Newhouse no creció queriendo cambiar el mundo, pero lo hizo. La prueba de ello es lo que estás leyendo.
En Conde Nast, trabajamos con orgullo en la organización que Si Newhouse construyó, honraremos su memoria manteniendo y elevando el logro al que dedicó su vida, produciendo siempre lo mejor para ustedes.
Jonathan Newhouse
London