Por: David Lafferty, Estratega en Jefe de Mercados de Natixis Global Asset Management
El 29 de abril se cumplieron los 100 días de la Presidencia de Donald Trump en EEUU. Desde el mandato de Franklin D. Roosevelt, los primeros 100 días de la administración han adquirido una condición casi mítica como indicador del desempeño.
Entender a profundidad cualquier empleo complejo en sus primeros meses es bastante difícil. Reconocer la dificultad inherente de la labor de un Presidente es todavía una hazaña más importante para evaluar el progreso de un mandatario a la fecha. Si bien la evaluación es en su mayoría en términos políticos, el impacto de Trump en los mercados globales no puede subestimarse. Los activos de riesgo se han acelerado bastante desde el día de las elecciones, y continúan reportando ganancias en las proyecciones de su agenda pro-empresarial. En consecuencia, revisar el desempeño del Presidente hasta hoy parece una tarea apropiada debido a su posible efecto en el portafolio de los inversionistas en el futuro.
En su comentario Capital Market Notes, Dave Lafferty Estratega en Jefe de Mercados de Natixis Global Asset Management, analiza los primeros 100 días de la administración de Trump, del cual destacamos lo siguiente:
Exceso de confianza en los inversionistas: El fracaso del proyecto de ley en materia de salud garantiza que cualquier progreso en materia fiscal que el presidente pueda llevar a cabo será insuficiente en casi medio billón de dólares, comparado con lo que se hubiera esperado. Sin embargo, deberá constituir una poderosa advertencia para los inversionistas que se han enamorado de las acciones con base en la premisa de que un Congreso con mayoría Republicana podría derivar en la próxima revolución al estilo de Reagan.»
El aspecto positivo: «El retorno a un discurso proteccionista, a la vez que apoyar alianzas y organizaciones globales tiene al menos dos beneficios para los inversionistas. En primer lugar, mitiga los efectos perjudiciales de la caída comercial y la elevada volatilidad de las divisas. En segundo lugar, reduce la prima del riesgo político que permea en los mercados –y que ya es de por si alta debido al Brexit, las elecciones en Europa y la victoria de Trump. No se debe perder de vista el hecho de que Trump ha reconsiderado su retórica anti- Fed/Yellen -una clara victoria para cualquiera que espere una gradual “normalización” de la política monetaria.»
«En general, parece ser que el Presidente está empezando a favorecer el ala pro-empresarial y pragmática de su administración… Trump parece además estar aprendiendo que los triunfos tangibles son preferibles a los titubeos ideológicos. Esto es evidentemente bueno para los inversionistas debido a que el conflicto, en casi todas sus formas, es perjudicial para los negocios.»
Mercados que no entienden: «Las expectativas del mercado en su mayoría han dependido de la proyección de una reforma fiscal, opacando otras tendencias positivas en curso.
La economía global empezó a acelerar su paso en el segundo semestre de 2016, incluyendo a EEUU, Europa, China y y los mercados emergentes. En el corto plazo, esto conlleva a un entorno de ganancias generalmente positivas para las empresas. Además, la agenda de Trump en materia de desregulación podría finalmente detonar una mayor inversión de capital -un elemento clave que falta en la productividad y crecimiento a largo plazo. Si bien las altas valoraciones siguen siendo un impedimento para los precios de las acciones significativamente más elevados, los fundamentales corporativos subyacentes van mejorando, con o sin la reforma fiscal.
Lo anterior proporciona cierto apoyo para la renta variable, incluso si no es tan bullish como otros activos.»
La filosofía del domador de leones: «A medida que aprende de sus asesores en pro de los negocios, Trump demuestra cada vez más indicios de un pragmatismo presidencia. Quizá el candidato Trump esté empezando una natural transición hacia el Presidente Trump. Quizá. Pero los inversionistas deben recordar lo que Trump es en realidad –un novato en la política que fácilmente se altera, con un tacto atraído a Twitter. Algunos leones pueden ser domados para obedecer, e incluso aprender nuevos trucos. Pero esto no cambia la naturaleza del león: un animal inherentemente impredecible.»
«En el largo plazo, el Presidente Trump podría tener que aprender que la discreción es a veces la mejor parte del valor. Con la expansión del riesgo y las valoraciones, la asignación de activos debería prestar atención a estos mismos consejos».