“Increíble e impresionante”, así es como califica Gustavo Sánchez su participación en los Juegos de Río 2016, los segundos Paralímpicos de su carrera. En Londres 2012, nadie lo conocía, iba a dar la sorpresa. Hoy reconoce que la presión es diferente: todos lo conocen y todos van a disputarle las medallas que hace cuatro años conquistó. Pero él mantiene su punto de concentración a tope, consciente de que va a Brasil a conseguir los mejores resultados.
El primer encuentro de Gustavo con el agua fue a los seis meses de nacido. Y le encantó. Sus padres se dieron cuenta de que, conforme crecía, todo lo quería hacer en el agua: comer, dormir, jugar y casi hacer tarea dentro de la alberca. Por eso, a los siete años, lo inscribieron en Pumitas, donde sus primeros entrenadores le hacen saber que, a partir de ese día, la alberca de esas instalaciones era suya.
Fue en esa alberca donde aprendió a flotar y a nadar más rápido que los demás, con lo que quedó demostrado que tenía madera como para entrenar a niveles de alto rendimiento. A los ocho años llegó su primera medalla de participación, todavía ahí en Ciudad Universitaria. A los nueve, su primera medalla de oro nacional. Desde entonces, 2007 a la fecha, ha destacado en campeonatos nacionales, dos Juegos Parapanamericanos (Guadalajara 2011 y Toronto 2015) y unos Paralímpicos (Londres 2012), a lo largo de los cuales ha batido varios récords y conquistado 120 medallas, aproximadamente.
En su etapa de preparación, como tantos otros atletas, Gustavo enfrentó enfermedades y otras situaciones que lo alejaron de entrenar, que le obligaron a hacer pausa en su trabajo de todos los días. Pero con base en una mentalidad positiva logró salir adelante y estar listo para el nuevo reto:
“Creo que todo pasa por algo: hay que saber valorar lo que te pasa, sea bueno o sea malo. Dentro de lo malo, sacar lo positivo y sacar las conclusiones de por qué pasó y evitar justamente que vuelva a pasar. Todavía tengo buen nivel para seguirle dando y para llegar a donde vamos a llegar: a competencias de élite, a las grandes ligas”.
En vísperas de su participación en los Juegos de Río 2016, Gustavo siente la adrenalina y los nervios de tener cada vez más cerca la fecha de la competencia. No ha sido fácil llegar hasta la antesala de una nueva oportunidad por alcanzar la gloria, pero está convencido de que el objetivo lo vale:
“Conseguí mi clasificación a base de esfuerzo, dedicación, sacrificio; de alto rendimiento; de dejar muchas cosas: reuniones familiares, novia, amigos. Es un poco difícil, porque luego te hartas pero, definitivamente, para todo hay tiempo. Y lo vale, por el simple hecho de saber que se está izando la bandera y que se está tocando el himno por un esfuerzo que tú hiciste: eso ya lo viví, por eso es que lo puedo contar. Y me gustaría que se volviera a repetir, por supuesto, todas las veces que se pueda”.
Desde 2006, la Fundación Landsteiner por el Deporte impulsa el desarrollo de atletas mexicanos en diversas disciplinas, como es el caso de este destacado triatleta, propiciando las condiciones necesarias que les permitan participar en competencias de alto rendimiento y enaltecer el nombre de México en el escenario deportivo: Gustavo Sánchez es un claro ejemplo de ello.
Mediante incentivos económicos permanentes, Landsteiner Scientific busca fomentar el crecimiento del deporte mexicano de alto rendimiento, con el fin de captar y apoyar a los atletas con posibilidades reales de obtener primeros lugares en competencias nacionales e internacionales.